Estos son, según la doctrina cristiana, los enemigos del alma. Pero no preocuparse, porque ahí está la iglesia para ayudarnos a esquivar sus seducciones y librarnos de sus tentaciones. Aprovechando que la derecha pasa por el panorama político, estamos recuperando aquellos valores tan denostados por el progresismo y que en su “adoctrinamiento” (el ministro dixit), nos eran prohibidos por culpa de la Educación para la Ciudadanía.
A la vuelta de una semana nos veremos celebrando el Carnaval y, por culpa de la luna llena, - a ver si nos vamos quitando la venda de los ojos y nos preguntamos, por ejemplo, a qué se debe que la Semana Santa cada año se celebre en distintas fechas-, entraremos de lleno en Cuaresma, cuarenta días de ayuno y penitencia. Y digo entraremos porque, a pesar de vivir en un país aconfesional donde tanto se pregonan las libertades individuales, no se permite que cada uno vivamos el hecho religioso o su negación absoluta a nuestra manera. Ya hemos probado las mieles del triunfo de la derecha en numerosos cambios que nos remiten a un pasado felizmente olvidado. En el caso que nos ocupa, al menos, y por eso de mantener las costumbres en su totalidad, deberían permitir a los alumnos de familias más pudientes tener bula para meterse un buen filete de ternera entre pecho y espalda. O estamos o no estamos.