(Como hijo adoptivo de la vallisoletana villa de Pozaldez, y en homenaje y agradecimiento a mis amigos pozaldejos, transcribo el pregón que tuve el honor de componer en la Navidad de 2002).
¡Os traigo una gran noticia!
Amigos, es un atrevimiento proclamar una buena nueva en un mundo en el que las malas noticias forman parte de nuestro diario vivir.
"Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la Buena Noticia, que pregona la victoria".
Os traigo la noticia que anunciara el profeta Isaías:"Brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz, que defenderá con justicia al desamparado. Aniquilará la muerte para siempre y enjugará las lágrimas de todos los rostros".
Y también con Juan el Bautista: " Yo soy una voz que clama en el desierto: Preparad los caminos del Señor; allanad una calzada para nuestro Dios".
En estos primeros aletazos del tercer milenio, claman las voces de los sin nombre, de los sin tierra, implorando un espacio de vida, de esperanza. Se añora la disposición para acoger, para compartir: "¡He aquí la esclava del Señor!"En la antigüedad se celebraba el solsticio de invierno, que luego paso a ser la Navidad cristiana, una fiesta que representa el renacimiento de la luz en la noche más larga del año. Hoy, rememoramos el momento en que se pregona la gran noticia.
Desde lo más profundo de mi corazón, quiero gritar esta noticia que hace dos mil años proclamaron los ángeles a unos humildes pastores. En el anonimato de un establo abandonado, sin luces de neón y sin trineos, sin abetos y sin mazapán se hace el milagro. Se descuelgan algunas estrellas y la luna se hace más grande para iluminar la cueva. Tintinean algunos luceros en la noche, se acercan tímidos los pastorcillos. La sencillez de las cosas proclama el advenimiento.
¡Os traigo una gran noticia!
Amigos, es un atrevimiento proclamar una buena nueva en un mundo en el que las malas noticias forman parte de nuestro diario vivir.
"Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la Buena Noticia, que pregona la victoria".
Os traigo la noticia que anunciara el profeta Isaías:"Brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz, que defenderá con justicia al desamparado. Aniquilará la muerte para siempre y enjugará las lágrimas de todos los rostros".
Y también con Juan el Bautista: " Yo soy una voz que clama en el desierto: Preparad los caminos del Señor; allanad una calzada para nuestro Dios".
En estos primeros aletazos del tercer milenio, claman las voces de los sin nombre, de los sin tierra, implorando un espacio de vida, de esperanza. Se añora la disposición para acoger, para compartir: "¡He aquí la esclava del Señor!"En la antigüedad se celebraba el solsticio de invierno, que luego paso a ser la Navidad cristiana, una fiesta que representa el renacimiento de la luz en la noche más larga del año. Hoy, rememoramos el momento en que se pregona la gran noticia.
Desde lo más profundo de mi corazón, quiero gritar esta noticia que hace dos mil años proclamaron los ángeles a unos humildes pastores. En el anonimato de un establo abandonado, sin luces de neón y sin trineos, sin abetos y sin mazapán se hace el milagro. Se descuelgan algunas estrellas y la luna se hace más grande para iluminar la cueva. Tintinean algunos luceros en la noche, se acercan tímidos los pastorcillos. La sencillez de las cosas proclama el advenimiento.
Navidad, un puñado de harina volando al azar,
dos manos unidas también para volar,
una luna colgada en cualquier desván
iluminando el tiempo hasta regresar.
Navidad, unos labios cruzados que hablan de amor,
dos versos que gritan para ser canción,
es mirar hacia arriba y lanzarse sin más
al vacío de un alma que no puede esperar.
Navidad, unos ojos que roban el azul al mar,
una sombra que se hace luz para soñar,
es cualquier madrugada y cualquier despertar
en los ojos de un niño de cualquier edad.
Navidad, es cantar todos juntos bajo el mismo sol,
es creer con fe ciega en un mundo mejor,
es hacer primavera de una sola flor
que cualquier día nace en cualquier corazón.
Navidad es, en la lejanía, cualquier luz de esperanza que nos envuelve, que nos lleva en volandas por la vida y parpadea en los rincones del alma. Enmascarada en abetos y belenes, la Navidad surge de nuestro interior; en ella nos manifestamos como seres humanos que sienten, que viven, que añoran, que sufren, que se ilusionan y vuelven cada día a la tarea de comenzar a vivir.
La pequeña estrella que, aparentemente dormida, se esconde en nuestro corazón, brilla de un modo especial, la vida se llena de nubes y de sueños. Se hace el silencio en las miradas de los niños, de los adultos contemplando como, en medio de un maremagno de adversidades, hay hueco para la solidaridad.
En este incesante murmullo, desde el silencio de su alma, los pregoneros de la paz intentan hacerse oír, llevando en su proclama algunas melodías que invitan al optimismo. Abramos los oídos, abramos el corazón a las buenas noticias, dejemos entrar esa ráfaga de aire fresco que ventile cada rincón, que destierre cualquier atisbo de indiferencia. Escuchemos el canto de los sin voz, que los versos resuenen en los entresijos del alma.
Para esta Navidad quiero un poema
tendido al viento, sol de madrugada,
el eco solo de alguna balada
y el beso de una luna, luna llena.
Pájaros de la noche las estrellas,
espejo donde cabe la ilusión
y las más bellas notas para una canción.
Quiero poetas, para una Navidad
quiero poetas y un poco de ilusión,
y cuando vengas
tendremos ya dispuesto el corazón para cantar.
Para esta Navidad solo el calor
de un fuego de amistad bien encendido,
para que la paz nunca tenga frío
y pueda caminar junto al amor.
Versos de la mañana campaneros,
para anunciar al mundo la alegría,
y en los senderos,que ha nacido el Mesías.
Navidad, es una buena noticia para los forjadores de sueños, para los que creemos que tras la noche incierta siempre hay un amanecer que contemplar, mientras el sol inunda de esperanza nuestra razón de ser. La alegría de poder sembrar cada mañana de soles nuevos, de racimos de nubes, y en las alas del viento navegar un nuevo horizonte donde cabe un mundo mejor.
Que la alegría de la Navidad llegue a vuestros corazones, y se inunde Pozaldez de la algarabía de zambombas y panderetas. Hagamos un hueco a la magia que envuelve estos días. Que se llenen las calles de villancicos y aguinaldos, de abetos y belenes.
UN BELÉN EN CASTILLA
Un belén de viento y sol,
un belén de fuego y barro,
de nubes al sol tendidas,
de silencios y de cantos.
Tierra de puertas abiertas
y mar teñido de blanco,
un trozo de Navidad
repartido en tantas manos.
Para forjar horizontes
al arrebol de unos brazos
que navegan la distancia
con la estrella y con los magos.
Para beber la mañana
sorbo a sorbo de unos labios
que van anunciando al mundo
la buena nueva en su canto.
Tierra para sembrar vida,
para encender los senderos
con la luz de algún portal
y las ascuas de un lucero.
Un belén de pan de trigo,
un belén de tierra y cielo,
de racimos de nostalgias,
de palabras y de versos.
Navidad nos obliga a evocar infancias posibles e imposibles. Por eso caemos en el engaño de la idealización, porque es lo que en verdad nos pide el corazón. Tal vez, si esto ocurriera cada día del año, si conseguimos hacer de cada día una Navidad, entonces amigos, entonces se habrá producido el milagro. Aquel milagro que sucedió hace dos mil años y que, aunque no seamos conscientes, sucede en todos los corazones que tienen abierta una ventana para el amor.
POZALDEJOS Y POZALDEJAS, AMIGOS TODOS ¡ FELIZ NAVIDAD!