jueves, 25 de febrero de 2010

a por los funcionarios

Ya nos habían señalado como culpables de la crisis mundial; unos con el dedo corazón al estilo conocido como "peineta" y otros con el el dedo índice (más bien indeciso) de decir hoy una cosa y mañana la contraria.
Nadie reparó en nuestro trabajo en tiempos de bonanza, en nuestros problemas o satisfacciones. Pero, en cuanto empiezan a pintar bastos, todas las miradas se dirigen al funcionariado. Los tópicos vuelven a emerger: vagos, inútiles, pesebreros..., en fin, nos regalan los más variopintos adjetivos en foros y tertulias.
Detectado el culpable, solo falta emitir la sentencia. Al parecer, la solución a esta crisis galopante pasa por dar un buen tijeretazo a las condiciones laborales de los funcionarios. Hablan de reducir plantillas, reducir sueldos...en fin, reducir derechos.
Nadie vendrá a interesarde por nuestro trabajo, por nuestro sueldo, pero sus tópicos de barra de bar han vuelto a airearse convirtiéndonos, de repende, en los demonios del sistema.
Cumplimos sobradamente nuestro horario, las horas extras no las cobramos; estamos disponibles, día, y a veces noche, para nuestros alumnos. Somos maestros, psicólogos, pedagogos, médicos, asesores, mediadores...pero solo nos pagan un sueldo. Seguimos formándonos para estar al día con las TIC, con las nuevas corrientes, con los nuevos tiempos. Asistimos a congresos, cursos de todo tipo. Pero esto no se conoce, no hemos sabido venderlo como un diputado sabe vender con arte y mucha labia sus ausencias a los Plenos y su abultado sueldo. Y enciema le aplauden.
Nadie se acordó de nosotros cuando en la mayoría de trabajos los sueldos eran desorbitados, y sí, los pagamos nosostros hipotecándonos para que ellos - constructores y derivados- paseasen en vehiculos de alta gama y nuestros políticos siguieran inaugurando autovías por kilómetros y hospitales por baldosas.
Ahora, mientras unos nos miran con recelo porque "cobramos de sus impuestos", a veces no declarados, los otros, para proteger sus posaderas - en lugar de revisar sus multimillonarias nóminas-, se acuerdan de nosotros- eternos olvidados- para salvar al país de las garras de déficits, inflacciones y demás.
Ahora pueden ocurrir dos cosas. Si la jugada sale mal, siempre podrán seguir recortándonos derechos - a lo mejor los compañeros liberados, como a ellos algo les toca- dejan unos días sus sedes para que les dé el aire y el sol. Y si sale bien, habrán justificado su medida y siempre podrán remitirse a ella con cualquier excusa; por ejemplo, seguir ganando más reduciendo nuestras nóminas.
Conformistas, silenciosos, acostumbrados, abúlicos,... estamos a merced de estos vaivenes. Pero no nos engañemos, la culpa es nuestra. Tenemos formación, tenemos razones, tenemos motivos...pero nos falta otra cosa. Empieza por c....

Comentarios

Profesor girafales dijo...
Somos el blanco fácil. Si tuviésemos cierta capacidad de unión más de uno se lo iba a pensar antes de situarnos en el blanco de los recortes. Veremos qué nos depara el futuro compañero.Saludos.