Una historia en dos partes:
1ª parte
Cuatro impresentables de la Universidad de Oviedo asisten a una conferencia con el único fin de reventarla. A base de gritos, insultos y demás lindezas consiguen un protagonismo vergonzoso nada propio de un estudiante universitario.
¿Qué hemos hecho con nuestros alumnos para que se pronuncien en público de manera tan rudimentaria?
2ª parte
Un expresidente de Gobierno intenta ofrecer una conferencia en la Universidad de Oviedo. Un grupo de universitarios le abuchean e insultan, lo que dificulta su tarea.
Acabada la charla, al pasar delante de ellos y observando cómo le increpan, levanta su dedo corazón haciendo lo que se conoce como "peineta". ¿Qué ejemplo reciben nuestros alumnos en la calle? ¿Puede una persona de tanta relevancia dejar de ser referente para ellos por su falta de decoro y educación?
En otras ocasiones hemos comentado que nuestra tarea, a fecha de siglo XXI, es "deseducar" a nuestros alumnos de lo que reciben en la calle, en los medios... Y luego, intentar cambiar ese chip mediante nuestro ejemplo.
Hace no mucho tiempo no era necesario esta tarea; lo que recibías en el colegio tenía bastante que ver con lo que ocurría fuera. Había una lógica que no sorprendía. Ahora hay una ilógica que nos complica mucho el día a día.
Ni la Universidad ha mostrado su mejor cara, ni una persona de tanta trascencendencia mediática ha sabido estar a la altura. La basura hay que tirarla, sí; pero en en el contenedor.
Comentarios
No sé qué es peor, la mala educación de unos jóvenes exaltados o la chulería impresentable de quien un día fue Presidente de Gobierno. Oyendo lo que dijo en la conferencia se entiende la indignación del auditorio, pero eso no justifica su actuación. Hemos perdido la noción de los límites, ya no diferenciamos lo correcto de lo incorrecto. O sí, pero da lo mismo, las normas están para saltárselas. ¿Qué podemos hacer en las aulas? Pues lo mismo de siempre, pero con más trabas, lo que significa menos efectividad. Con la diferencia de que a nosotros, por mucho menos de lo que hizo el señor Aznar, nos expedientan o por lo menos nos cae una buena bronca, denuncias de los padres o como mínimo un rato largo de reproches y peticiones de dimisión u otras lindezas. Así nos va.
Un saludo. Yolanda
1ª parte
Cuatro impresentables de la Universidad de Oviedo asisten a una conferencia con el único fin de reventarla. A base de gritos, insultos y demás lindezas consiguen un protagonismo vergonzoso nada propio de un estudiante universitario.
¿Qué hemos hecho con nuestros alumnos para que se pronuncien en público de manera tan rudimentaria?
2ª parte
Un expresidente de Gobierno intenta ofrecer una conferencia en la Universidad de Oviedo. Un grupo de universitarios le abuchean e insultan, lo que dificulta su tarea.
Acabada la charla, al pasar delante de ellos y observando cómo le increpan, levanta su dedo corazón haciendo lo que se conoce como "peineta". ¿Qué ejemplo reciben nuestros alumnos en la calle? ¿Puede una persona de tanta relevancia dejar de ser referente para ellos por su falta de decoro y educación?
En otras ocasiones hemos comentado que nuestra tarea, a fecha de siglo XXI, es "deseducar" a nuestros alumnos de lo que reciben en la calle, en los medios... Y luego, intentar cambiar ese chip mediante nuestro ejemplo.
Hace no mucho tiempo no era necesario esta tarea; lo que recibías en el colegio tenía bastante que ver con lo que ocurría fuera. Había una lógica que no sorprendía. Ahora hay una ilógica que nos complica mucho el día a día.
Ni la Universidad ha mostrado su mejor cara, ni una persona de tanta trascencendencia mediática ha sabido estar a la altura. La basura hay que tirarla, sí; pero en en el contenedor.
Comentarios
No sé qué es peor, la mala educación de unos jóvenes exaltados o la chulería impresentable de quien un día fue Presidente de Gobierno. Oyendo lo que dijo en la conferencia se entiende la indignación del auditorio, pero eso no justifica su actuación. Hemos perdido la noción de los límites, ya no diferenciamos lo correcto de lo incorrecto. O sí, pero da lo mismo, las normas están para saltárselas. ¿Qué podemos hacer en las aulas? Pues lo mismo de siempre, pero con más trabas, lo que significa menos efectividad. Con la diferencia de que a nosotros, por mucho menos de lo que hizo el señor Aznar, nos expedientan o por lo menos nos cae una buena bronca, denuncias de los padres o como mínimo un rato largo de reproches y peticiones de dimisión u otras lindezas. Así nos va.
Un saludo. Yolanda