Parece que vamos llegando a acuerdos, y lo celebro inmensamente. Quizás sea ese el punto medio, donde se encuentra la virtud, el no rechazar ningún recurso, el valorar lo bueno de los modelos tradicionales y estar al día en lo que los nuevos siglos nos demandan. Ni se puede prescindir de las clases magistrales, según, cómo y cuándo; ni se puede rechazar de plano la Pedagogía, ni se puede criminalizar a las TIC.
Los recursos son eso, medios a nuestra disposición y no objetos dogmáticos que nos obliguen a la sumisión. Tardó en entrar la prensa en el aula; recuerden cómo se criticaba a los primeros atrevidos en ir al colegio con un periódico bajo el brazo (¡no te digo nada si era El País!); y ahora es inconcebible no trabajar con este recurso, tan reciclable que puedes utilizarlo en clase de lengua y, después de otras muchas materias, acabar en el aula de música crearndo nuevos sonidos, con las palabras primero y con el papel después.
Igualmente, resultaba impactante, ya menos, aparecer en el centro con el ordenador bajo el brazo. Los compañeros te miraban raro; hasta que un buen día, alguno más atrevido se asomó a la pantalla y entendió por qué no utilizabas el libro de texto, la facilidad para tener datos precisos de la evolución y necesidades del alumnado, la compilación de recursos para su uso inmediato,...y además ahorrando papel y evitando peso innecesario.
La pizarra digital se acabará imponiendo, algunos avances mediante, a la tiza. Y eso, nos guste o no, es inevitable y no ha de ser traumático para nadie. El libro de texto tiene sus días contados, las propias editoriales ya nos ofrecen la versión digital, que algunos ya habíamos creado de modo artesanal.
¿Y esto es bueno o malo? Todo dependerá de en qué manos y en qué cabecitas caigan, como la prensa hace dos décadas o el proyector de diapositivas hace cuatro, o el ábaco o el pergamino.
Los educación no pertenece al pasado, sino que se debe al futuro; por eso no es menester que permanezca anclada en fórmulas que hace siglos fueron magistrales pero hoy han quedado obsoletas. Y eso mismo ocurre con los recursos. Y ambos van de la mano; tenemos que procurar una educación de acuerdo a las necesidades de hoy, no a las de la edad media, y disponer de unos recursos adecuados a esa demanda de futuro, no a lo que en el pasado "funcionó".
Porque es verdad que "cualquiera tiempo pasado fue mejor", pero no por bueno, sino por pasado. Y la educación debe mirar al pasado lo justo...y necesario.
Los recursos son eso, medios a nuestra disposición y no objetos dogmáticos que nos obliguen a la sumisión. Tardó en entrar la prensa en el aula; recuerden cómo se criticaba a los primeros atrevidos en ir al colegio con un periódico bajo el brazo (¡no te digo nada si era El País!); y ahora es inconcebible no trabajar con este recurso, tan reciclable que puedes utilizarlo en clase de lengua y, después de otras muchas materias, acabar en el aula de música crearndo nuevos sonidos, con las palabras primero y con el papel después.
Igualmente, resultaba impactante, ya menos, aparecer en el centro con el ordenador bajo el brazo. Los compañeros te miraban raro; hasta que un buen día, alguno más atrevido se asomó a la pantalla y entendió por qué no utilizabas el libro de texto, la facilidad para tener datos precisos de la evolución y necesidades del alumnado, la compilación de recursos para su uso inmediato,...y además ahorrando papel y evitando peso innecesario.
La pizarra digital se acabará imponiendo, algunos avances mediante, a la tiza. Y eso, nos guste o no, es inevitable y no ha de ser traumático para nadie. El libro de texto tiene sus días contados, las propias editoriales ya nos ofrecen la versión digital, que algunos ya habíamos creado de modo artesanal.
¿Y esto es bueno o malo? Todo dependerá de en qué manos y en qué cabecitas caigan, como la prensa hace dos décadas o el proyector de diapositivas hace cuatro, o el ábaco o el pergamino.
Los educación no pertenece al pasado, sino que se debe al futuro; por eso no es menester que permanezca anclada en fórmulas que hace siglos fueron magistrales pero hoy han quedado obsoletas. Y eso mismo ocurre con los recursos. Y ambos van de la mano; tenemos que procurar una educación de acuerdo a las necesidades de hoy, no a las de la edad media, y disponer de unos recursos adecuados a esa demanda de futuro, no a lo que en el pasado "funcionó".
Porque es verdad que "cualquiera tiempo pasado fue mejor", pero no por bueno, sino por pasado. Y la educación debe mirar al pasado lo justo...y necesario.