domingo, 27 de marzo de 2011

más EpC

Efectivamentge, la EpC nace en una profunda discordia. Dicha discordia, ahí están las hemerotecas, obedece a intereses partidistas como de ello nos ofreciron varios ejemplos los políticos valencianos y madrileños. En el caso de Valencia hasta sobrepasar el ridículo con su ocurrencia de impartirla en inglés. Esa fue toda la discordia-¿o alguien piensa que en ese caso la oposición no iba a crear discordia, cuando la ha creado en todo lo demás?- que, unida al jaleo de la jerarquía eclesiástica, que sabe muy bien a qué apuntarse y a qué no, fue todo lo que dió de sí en su día la implantación de la EpC.

Desde entonces, diferentes sentencias por medio, todo lo que se ha argumentado en contra de la materia es:

- Los contenidos de algunos libros de texto.

Quienes se apuntaron a esta consigna buscaron y rebuscaron hasta encontrar la frase, la palabra, la anécdota que les ayudase a mantener su posición. Y la encontraron en una determinada editorial, y fuese. Si tuviésemos que impartir las asignaturas cuyos textos no tienen incorreccion alguna…

- Adoctrinamiento.

Cualquiera que haya visto los contenidos y los objetivos que se proponen en EpC, observará que nada hay en ellos que apunte a ese tan cacareado “adoctrinamiento”. La manipulación que pudiera hacerse, según algunos, con esta asignatrura, no dista nada de la posibilidad de hacerla con otras materias.

- Escaso peso académico.

No podemos estar en la procesión y repicando. Si tan nociva es, ¿por qué quieren que haya más horas? ¿O es tan perniciosa por la escasez de horas? Aclárense.

- Falta de consenso.

En este país el único consenso posible y demostrable es la subida del propio sueldo que acuerdan nuestros políticos, ya estemos en época de crisis o de bonanza. La EpC no está más dispuesta al gobierno de turno que la ley vigente en educación, lo que es mucho más grave.

Si alguien dispone de otros argumentos, debe exponerlos. No se puede sentenciar en base a la consigna del “no a todo”, sin conocer en qué consiste la EpC y cuáles son sus contenidos y objetivos.
No vaya a ocurrir como con otras leyes: aborto, matrimonio homosexual,…, que quienes se rasgan las vestiduras con su aprobación son los primeros en aprovecharse de ellas.
Resulta paradógico que muchos detractores de la EpC sean incapaces de mantener un debate, respetar las distintas opiniones, exponer sus ideas sin insultar a los demás, aceptar las diferencias,.. . Solo por eso ya está justificada su existencia. Y no hablamos de alumnos, hablamos de profesores.

miércoles, 23 de marzo de 2011

sábado, 19 de marzo de 2011

a vueltas con la EpC

Por más que miro los textos de EpC no veo demonios, ni componendas-judeomasónicas, ni se me antoja el que puedan ser tan nocivos como algunos dicen. Tratar de deslegitimar la EpC, como materia, por el concepto de "ciudadanía" o por un determinado manual, es cogérsela con papel de fumar. Como lo sería hacer un debate sobre las matemáticas para desligitimar esta asignatura, horadando en no se sabe qué teoría de no se sabe qué autor de no se sabe qué época que dijo no se sabe qué. Es más sencillo, ni hay sectarismo, ni hay ideologización, ni hay nada de nada; a menos que el profesor de turno decida así usar la materia, lo que se puede hacer, igualmente, con la literatura, la historia e incluso la plástica.
Nos estamos quejando continuamente de la falta de valores. Pues bien, ahí tenemos la oportunidad de trabajar esos valores. Y si no se hace, la culpa no es de Zapatero ni de Aznar. La manipulación, la desidia, la hipocresía, la mentira y la falta de valores es muy anterior a la EpC. El enredo viene solamente de un interés partidista de la oposición, como lo hizo con el Plan hidrológico o lo hace con cada propuesta del Gobierno.
¿Acaso creen que a alguien le interesa lo que ocurra o deje de ocurrir en el ámbito educativo? Pues sí, cada cuatro años nos dedican unos minutos en campaña, casi siempre con la religión de fondo,que parece ser lo único que vende. Y se estarán riendo de nosotros, enzarzados en discusiones bizantinas que, ya lo vemos cada día, no llevan a parte alguna. Y no, nuestra culpa no es por acción, es por omisión. Más grave, si cabe.

Comentarios
Yolanda dijo...
En España algunos nunca aprenderán a respetar las opiniones ajenas, ni sabrán inculcar en los niños ideas y comportamientos cívicos, con la falta que hacen... Creen, vaya usted a saber por qué, que la EpC es un instrumento peligrosísimo inventado por los progres para adoctrinar a las criaturas hablándoles del voto, las libertades, los derechos humanos, el respeto, la tolerancia... Antes de saber de qué iba (siguen sin saberlo) ya la estaban criticando. Ha habido casos dignos de un sainete, "objetores" que se negaban a asistir a las clases, erre que erre en sus posturas carpetovetónicas. Nada dicen, sin embargo, de lo que hicieron las profesoras de religión de mi colegio el miércoles de ceniza: llevar a los niños de 5º y 6º a recibirla en una residencia de ancianos cercana, en horario escolar, por supuesto. Apelaron a la decisión de los padres y contaron, por supuesto, con el apoyo de la Dirección. Preferí no discutir y transigir. Tampoco sé si hubiera podido evitarlo como Tutora, igual que puedo decidir sobre otras actividades. Libertad para unos, extralimitación para otros. Mejor no meneallo... Está visto que con la Iglesia no puede ni Dios.

Un saludo, colega.
domingo, 20 marzo, 2011

Chari. dijo...
Yo creo que esa oposición frontal a la asignatura es una cuestión de miedo a perder el control. Es miedo a que los chavales piensen de manera diferente, que indaguen opciones distintas, que critiquen, que comparen, que piensen por sí mismos,que busquen alternativas, que se manifiesten, que conozcan una amplia batería de realidades, que sepan, que puedan optar por otras alternativas...Es ese miedo que se tiene a lo desconocido y que se rechaza de manera frontal evitando cualquier tipo de cambio y asentándose en el inmovilismo.

domingo, 20 marzo, 2011

Anónimo dijo...
Estoy cansada de que algunos se den tanta importancia. En algún foro de esos que tanto se habla de educación, nunca se habla de padres e hijos. Los padres son, o deben ser, educadores; educadora intuitivos, llevados tanto o más por el corazón que por la razón.
Me gustaría saber como educan estos señores y señoras, los de algún foro de estos en los que tanto se habla de educación, a sus retoños, si aplican sus métodos y filosofías o hacen como algunos de los profesionales que he conocido, compañeros, muy críticos con la educación que algunos padres daban a sus hijos y la educación de sus hijos las dejaban en manos de profesores que imparten clases particulares, colegios privados, nanis, etc.
En fin, habría que constatar antes de hablar, pero me temo que esto es imposible.
domingo, 20 marzo, 2011


Pedro dijo...
Totalmente de acuerdo en lo que comentas.Tuve el curso pasado la oportunidad de impartir ciudadanía y pienso que es muy necesaria, sobre todo en temas de resolución de conflictos, ser críticos, respeto,...yo pondría muchas más sesiones a la semana. Saludos-
viernes, 25 marzo, 2011

jueves, 17 de marzo de 2011

Josefina "Aldecoa"

Ante todo, su mirada señorial reivindicando los principios de la Institución Libre de Enseñanza que, ¡tiene bemoles!, cómo se dejaron la piel aquellos de la generación del 50 para mantener viva esa llama con la intención de "Me gusta la juventud, su rebeldía y su inconformismo". O como dice su propia hija: "Enseñar a los niños a ser personas".
Josefina Rodríguez, Aldecoa es de su marido Ignacio, vió cómo fusilaban a uno de sus profesores y desde entonces, en un silencio casi monacal,  ha trabajado con un compromiso social y ético memorable.
Doctora en Pedagogía, basta acercarse a su obra para comprender qué era para ella la escuela, reflejada tan magistralmente en "Historia de una maestra". Leemos, no entre líneas porque Josefina no se escondía, la sociedad española que le tocó vivir.
Comprometida con la enseñanza hasta los tuétanos, maestra de maestros y luchadora, mientras pudo-solo la retiró una enfermedad-, contra la censura en una época de represión.
Interesante su tesis sobre la relación del niño con el arte: "El arte del niño". Os invito, compañeros maestros y profesores a que os acerquéis a la vida y a la obra de Josefina. Nos queda mucho por aprender.
(Quizás a muchos ni les suene su nombre, ¿?, o para otros solamente sea una "pedaboba").

domingo, 13 de marzo de 2011

nuevos gurús en la escuela

De un tiempo a esta parte, paseando por al red, nos encontramos con una camarilla de salvadores de la patria que, por su condición de profesores, tratan de convertirse en adalides para salvarnos de la nefasta educación que todos sufrimos.
Dicho así, solo merecen nuestro halago y admiración por atreverse a abordar tamaña empresa, más cuando el conformismo y el contento en que habitamos, posibilitan nuestro permanecer impávidos ante tantos atropellos como sufre nuestra escuela.
Cualquiera diría, a juzgar por la ebullición de su sangre, que nos encontramos ante una nueva generación, que podríamos denominar “sí-sí”: sí que luchamos por lo que queremos y sí nos rebelamos contra los ultrajes a la educación. Podríamos pensar, lógicamente, que se trata de jóvenes, aunque sobradamente preparados, que se han echado al monte-como otros hicimos a temprana edad- para denunciar tantas y tantas ofensivas a nuestro sistema educativo. Los imaginamos escuchando a Jarcha y leyendo a Blas de Otero con una pasión desbordada.
Y no, no se trata de jovenzuelos luchadores, rebeldes, insumisos que siguiendo las leyes de comportamiento no hacen sino embarcarse en lo que les pide el cuerpo en ese momento, como a todos. No, se trata de una generación que mayormente supera los cuarenta, los cincuenta…que parece haber descubierto la piedra filosofal. De repente han despertado de un largo letargo para informarnos, mansa novedad, de que nuestro sistema educativo deja mucho que desear. Y uno, en esta tesitura, no sabe si aplaudir para complacerlos o llorar de pena ante espectáculo tan surrealista.
¿Cuál es su modus operandi? Rajar. Sí, rajar de todo lo que se mueva. Rajan del sistema, especialmente de la LOGSE, que no de la LOCE, y de todos sus hacedores; rajan del ministro de educación sea quien fuere, sobre todo si es de un partido lejano a la derecha, eso es coherencia; rajan de los equipos directivos que, al parecer no les dejan realizar su labor como quisieran; rajan de la inspección, de los psicólogos, de los pedagogos; de los cursos de formación, que no de los sexenios; de los alumnos, por supuesto, que les hacen la vida imposible; de teorías educativas varias; de los medios de comunicación; de los horarios, los recreos, las competencias, las tutorías, las asociaciones de padres, las nuevas tecnologías, los libros de texto,…
Vamos, que nadie querría encontrárselos a solas en un callejón oscuro. Por si fuera poco, se lamentan de haber escogido esta profesión y, también, rajan de quienes vocacionalmente así lo decidimos en su día. Han descubierto, ¡válgame el cielo!, a sus años, ese coraje que, presumiblemente derrocharon en su juventud. Nunca es tarde. Como quiera que llegan tarde a la rebeldía, no saben cómo encauzar tanto odio a cuanto se mueve en educación. Por eso rajan, rajan y rajan, y vuelven a rajar y seguirán rajando por los siglos de los siglos.
Intentan, más vale tarde que nunca, recuperar ese espíritu que movió al mundo a occidental a sublevarse hace ya algunas décadas, cuando aún estos nuestros salvadores no peinaban canas.
Si hubieran aprovechado aquellos maravillosos años para enfrentarse a la autoridad y apechar con las consecuencias; si hubieran renunciado a trabajos por dignidad; si hubieran rechazado trabajos por coherencia a las ideas que ahora venden pero nadie les compra; si hubieran plantado cara a un director, a un inspector, a alguien en toda su vida, no estarían perdiendo el tiempo en habladurías propias de patio de vecinos, ya se cite a Belén Esteban o al mismísimo Aristóteles.
Si por casualidad te cruzas con ellos, no te queda otra opción: dales la razón en todo, por estrambótico que te parezca, ya te digan que el paidocentrismo es una aberración o que empatizar con el alumno es propio de pederastas (no invento nada). Como no saben canalizar tanta energía, tensan el arco antes de divisar la diana, por eso yerran con tanta facilidad, equivocándose de enemigo continuamente.
Cuando el magisterio precisa de complicidad entre todos los que a él nos dedicamos; cuando no cabe hablar de diferencias en los métodos sino de coincidencias en las reivindicaciones; cuando es preciso delatar al enemigo común en lugar de enzarzarnos en discusiones bizantinas, la única propuesta de esta camada de sabios es rajar. Todos conocemos qué es lo que no les gusta del sistema: nada les gusta. Nadie conoce una sola propuesta para cambiar algo de algo del propio sistema.
Sea como fuere, es bueno que cuenten con nuestro apoyo, pues estas ocurrencias sacadas de nobles ideas del pasado solo venden en Egipto, Túnez, Libia…Ahora, gracias a mentes tan lúcidas, también en este país nuestro que, precisamente, no adolece de falta se salvadores patrios. Por si fuera poco, les verán anunciar el fin del mundo cada media hora y lanzar consignas como el insulto y la descalificación; eso cuando no invitan directamente a la violencia, que también.
¡Cuidémosles de los Idus de Marzo!, nunca mejor dicho.

sábado, 5 de marzo de 2011

con-vivencia

Se ahonda de nuevo en el tema de la disciplina en los centros. Desde luego, estamos inmersos en un ambiente poco propicio para desarrollar nuestro trabajo. Sin embargo, ¿por qué este ambiente es muy diferente de unos centros a otros? En los Planes de Convivencia de los Centros se recoge detalladamente el modo de actuar ante cualquier conflicto, sea este falta leve, grave o delito. Si conocemos este proceso solo nos resta aplicarlo. Hay Centros en los que esto resulta harto difícil pues se arguye que ese proceso es difícil, que lo es, por complicado (burocracia mayormente). Si acallamos ante esa primera dificultad estamos aceptando trabajar en un clima áspero y muy delicado. Si, por el contrario, insistimos en que el proceso, sea más o menos farragoso, se lleve a cabo, estaremos dando un paso importante, no solo por nosotros sino por todo el colectivo.
Es muy difícil pero no imposible. Todo depende del grado de compromiso que tengamos y de nuestra disposición a agilizar trámites. Es triste, ciertamente, que para ello haya que “convencer” al equipo directivo de evidencias; pero, si es preciso, se hace y si alguien queda en evidencia son ellos.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que por muy indeseable que sea una persona, su “condena” exige unos trámites. Hace unas décadas no eran necesarios, pero en eso me alegro de que hayamos avanzado.
Personalmente he vivido las dos experiencias. En un Centro, si bien no conseguí que cambiara el modo de actuar, al menos quedaron los partes que yo abrí a algunos alumnos: mi trabajo estaba hecho, nadie puede echarme en cara que me quedara cruzado de brazos. En otro, tuve la suerte de trabajar con un equipo directivo que no pasaba ni media y, a pesar de tener que lidiar con un grupo más que difícil, la tarea se hizo más llevadera gracias a que en lugar de poner obstáculos me animaban a tomar decisiones, abrir los partes que fueran precisos. Seguidamente se convocaba de urgencia la Comisión de Convivencia, se nombraba al profesor que llevaría el caso y, sí que es verdad que pasaban varios días, el alumno se iba a su casa durante 20 días. Esto ocurrió con dos alumnos. Y resultando que uno vino con más chulería de la que se llevó con el primer expediente, se le abrió otro y de nuevo 20 días en casita. Todos sabemos que los padres de estos individuos no están dispuestos a aguantarlos tanto tiempo, así es que si no a la primera, a la segunda, los tenemos de colaboradores. Mientras cambiamos el mundo, vamos a hacer cada uno nuestra parte y exigir que los demás hagan la suya. La responsabilidad es de todos.

jueves, 3 de marzo de 2011

más que parados, quietos.

(Publicado en Deseducativos)

No puedo estar más de acuerdo con su artículo, David. Ahora nos damos cuenta de que el problema no reside en uno o en otro partido, como algunos tratan de justificar, sino del sistema al que todos se apuntan y del que todos comen.
Tan es así que, como dice, esto viene de largo, lo que parece deshacer las argumentaciones que trataban de convertir a Zapatero en el culpable de todos nuestros males y, al propio tiempo, nos avisa de que la derecha no podrá hacer mucho por cambiar en 2012, en el caso de que no les toque salir otra vez al balcón de Génova a celebrar otra derrota. Ya vimos lo que hicieron en otro momento.
Por otra parte, como dice Manuel, “creo que olvidas uno de los problemas fundamentales, la muy mayoritaria aceptación por parte del profesorado (de donde debería surgir la necesidad de cambio y llevarlo a la práctica en los centros) de las reglas del juego”. Esto lo hemos evidenciado en numerosas ocasiones pero, como los “pedabobos” (expresión que alcanza el clímax de la creatividad), no nos dejan ver el bosque, no pasamos de ahí, de la palabrería. Eso cuando no viene un ilustrado a deducir que de esa expresión se deduce que los profesores somos los culpables. Pues no sé si tenemos algo de culpa, si somos parte del problema; en lo que coincido con usted es en que sí somos parte de la solución. Y, repito, nadie va a venir a sacarnos las castañas del fuego.
Ya alabé la valentía de los compañeros murcianos, sea cual fuere su reivindicación. Y sí se podría avanzar si todos estuviésemos dispuestos a secundar una protesta contra este sistema que nada favorece nuestra, cada vez más penosa educación. Para ello, en primer lugar nos tenemos que poner de acuerdo, no en si son galgos o podencos-ahí se nos van las fuerzas-, sino en lo que pretendemos, más allá de diferencias en el método particular, que ya se podrá debatir más tarde. ¿Cómo se pueden aunar fuerzas desde la verdad absoluta, desde el insulto, desde la descalificación a los pedagogos, a los que consideramos al alumno como protagonista, a los que hablan de vocación, a las que rechazan a todos los teóricos no afines a su ideología, a los que no están por mirar más allá y descubrir que hay otro mundo en educación…? ¿Es delito que se pida mayor equidad y práctica?, ¿Es delito que en el proceso de enseñanza se considere necesario empatizar con el alumno? Debe serlo cuando en lugar de rebatirlo con argumentos, hay quien se dedica a descalificar e incluso insultar por ello. ¿Qué pensarán de quien dice que “el niño amado siempre tendrá más recursos para enfrentarse a la vida? No quiero ni imaginármelo. Por menos de eso te llaman “pederasta”. ¿Qué pensarán estos “no-pedabobos” de quien sobre la educación de los niños dice que “Lo único importante es encontrar el juguete que llevan dentro”? O “Hablar de juego es hablar de disfrute, y una idea así reivindica la felicidad y el amor como base de la educación”. Y “el amor es básicamente tratar de ponerse en su lugar”. ¿No es esto lo que llamamos “empatía”?
Igualmente, Mª Ángeles Pérez incide en lo mismo, la resignación en la que nos encontramos. Como dice, existe el miedo a protestar por las posibles represalias. Es el pago que tenemos que asumir, y ese paso nadie lo va a dar por nosotros. Los sindicatos no van a solucionarnos nada, así es que hemos de estar dispuestos a asumir riesgos. Y no creo que eso se deba hacer desde la cobardía del anonimato. Cuando un colectivo considera que está en posesión de la verdad no debe pensar en las consecuencias, sino reivindicar esa verdad y luego denunciar las represalias y amenazas. Las hemerotecas están llenas de protestas de estudiantes en los 80 e incluso en los 90; y también de los profesores. Hoy no se mueve nadie por otro, ya esté con una depresión de caballo.
Hay que decir a cada uno, al menos se les caerá la cara de vergüenza, lo que convenga en cada caso: corrupciones varias, trapicheos, liberaciones, mangoneos…Y, al mismo tiempo, actuar para ir cambiando paulatinamente el sistema.
Nadie dijo que fuera fácil ni que salga gratis, los pequeños pasos que damos son a base de grandes tortazos. Aún así, vale la pena. ¡Quien lo probó lo sabe! Quien no lo probó habla y habla y habla…pero su palabrería, como usted dice, no sale de la cantina. ¡Para ese viaje no necesitamos alforjas!
Lo dicho: ¡Gracias por el artículo, David!