Efectivamentge, la EpC nace en una profunda discordia. Dicha discordia, ahí están las hemerotecas, obedece a intereses partidistas como de ello nos ofreciron varios ejemplos los políticos valencianos y madrileños. En el caso de Valencia hasta sobrepasar el ridículo con su ocurrencia de impartirla en inglés. Esa fue toda la discordia-¿o alguien piensa que en ese caso la oposición no iba a crear discordia, cuando la ha creado en todo lo demás?- que, unida al jaleo de la jerarquía eclesiástica, que sabe muy bien a qué apuntarse y a qué no, fue todo lo que dió de sí en su día la implantación de la EpC.
Desde entonces, diferentes sentencias por medio, todo lo que se ha argumentado en contra de la materia es:
- Los contenidos de algunos libros de texto.
Quienes se apuntaron a esta consigna buscaron y rebuscaron hasta encontrar la frase, la palabra, la anécdota que les ayudase a mantener su posición. Y la encontraron en una determinada editorial, y fuese. Si tuviésemos que impartir las asignaturas cuyos textos no tienen incorreccion alguna…
- Adoctrinamiento.
Cualquiera que haya visto los contenidos y los objetivos que se proponen en EpC, observará que nada hay en ellos que apunte a ese tan cacareado “adoctrinamiento”. La manipulación que pudiera hacerse, según algunos, con esta asignatrura, no dista nada de la posibilidad de hacerla con otras materias.
- Escaso peso académico.
No podemos estar en la procesión y repicando. Si tan nociva es, ¿por qué quieren que haya más horas? ¿O es tan perniciosa por la escasez de horas? Aclárense.
- Falta de consenso.
En este país el único consenso posible y demostrable es la subida del propio sueldo que acuerdan nuestros políticos, ya estemos en época de crisis o de bonanza. La EpC no está más dispuesta al gobierno de turno que la ley vigente en educación, lo que es mucho más grave.
Si alguien dispone de otros argumentos, debe exponerlos. No se puede sentenciar en base a la consigna del “no a todo”, sin conocer en qué consiste la EpC y cuáles son sus contenidos y objetivos.
No vaya a ocurrir como con otras leyes: aborto, matrimonio homosexual,…, que quienes se rasgan las vestiduras con su aprobación son los primeros en aprovecharse de ellas.
Resulta paradógico que muchos detractores de la EpC sean incapaces de mantener un debate, respetar las distintas opiniones, exponer sus ideas sin insultar a los demás, aceptar las diferencias,.. . Solo por eso ya está justificada su existencia. Y no hablamos de alumnos, hablamos de profesores.
Desde entonces, diferentes sentencias por medio, todo lo que se ha argumentado en contra de la materia es:
- Los contenidos de algunos libros de texto.
Quienes se apuntaron a esta consigna buscaron y rebuscaron hasta encontrar la frase, la palabra, la anécdota que les ayudase a mantener su posición. Y la encontraron en una determinada editorial, y fuese. Si tuviésemos que impartir las asignaturas cuyos textos no tienen incorreccion alguna…
- Adoctrinamiento.
Cualquiera que haya visto los contenidos y los objetivos que se proponen en EpC, observará que nada hay en ellos que apunte a ese tan cacareado “adoctrinamiento”. La manipulación que pudiera hacerse, según algunos, con esta asignatrura, no dista nada de la posibilidad de hacerla con otras materias.
- Escaso peso académico.
No podemos estar en la procesión y repicando. Si tan nociva es, ¿por qué quieren que haya más horas? ¿O es tan perniciosa por la escasez de horas? Aclárense.
- Falta de consenso.
En este país el único consenso posible y demostrable es la subida del propio sueldo que acuerdan nuestros políticos, ya estemos en época de crisis o de bonanza. La EpC no está más dispuesta al gobierno de turno que la ley vigente en educación, lo que es mucho más grave.
Si alguien dispone de otros argumentos, debe exponerlos. No se puede sentenciar en base a la consigna del “no a todo”, sin conocer en qué consiste la EpC y cuáles son sus contenidos y objetivos.
No vaya a ocurrir como con otras leyes: aborto, matrimonio homosexual,…, que quienes se rasgan las vestiduras con su aprobación son los primeros en aprovecharse de ellas.
Resulta paradógico que muchos detractores de la EpC sean incapaces de mantener un debate, respetar las distintas opiniones, exponer sus ideas sin insultar a los demás, aceptar las diferencias,.. . Solo por eso ya está justificada su existencia. Y no hablamos de alumnos, hablamos de profesores.
Totalmente de acuerdo, colega. Yo soy Tutora de 5º y no puedo dar EpC porque hay que impartirla en Inglés también en Madrid, por si alguien no lo sabe. Casi todos la ponen a bajar de un burro porque se niegan a aceptar sus contenidos, su razón de ser. Me temo que casi nadie entiende su necesidad. No sé qué tipo de textos o de leyes al respecto han leído quienes la critican tanto, pero vistas las burradas en otros campos me lo creo todo. Deberíamos enseñar EpC en todas las asignaturas como si fuera una competencia más. Todos nos quejamos del comportamiento de los alumnos, de su creciente egoísmo, de su falta de valores, pero la única solución para algunos es transmitir contenidos católicos, muy alejados casi siempre de la tolerancia y la comprensión. Cuestiones como la solidaridad, el respeto, la conciencia cívica y la participación quedan como una mera anécdota por la cerrazón de unos cuantos, y así nos va.
ResponderEliminarUn abrazo, colega.