Siempre lo he dicho, el único muro que tenemos que superar los profesores es el que nosotros mismos hemos creado. Es hora de que dejemos de mirar a los demás como causantes de todos nuestros problemas si no estamos dispuestos a defender nuestros derechos, como hacen los compañeros de Murcia.
Los sindicatos, que en este caso he visto más unidos, no parece que sean suficientes para devolvernos todo lo que hemos perdido, y no solo económicamente, que también. De hecho, si pretendemos algo ha de ser por otra vía, pues el sindicalismo no ha demostrado, ni de lejos, ser la piedra filosofal en que confiar los cambios educativos. Demasiado ocupados en la nada, para mi gusto. Demasiado aferrados a la silla. Demasiado cerca de quienes deberían estar criticando y exigiendo implicación en la educación más allá de las campañas electorales. Para que sean “servibles” de verdad, debemos pedirles que se autofinancien, como nos han recordado los alemanes, para no deberse a ningún señor. Quizás después sean una referencia en la que apoyarnos. Mientras tanto, solo queda lo que cada uno buenamente pueda aportar con la mira puesta en un proyecto amplio, que agrupe a cuantos más mejor de todos los colectivos, lejos de los intereses individuales de cada uno de ellos. Y ese es el muro, hasta ahora infranqueable, que tenemos ante nosotros. Todo lo que hemos hecho hasta ahora ha sido lamentarnos ante él. Hora es de que toda la palabrería adquiera sentido. ¿Cómo? Esa es la cuestión.
Los sindicatos, que en este caso he visto más unidos, no parece que sean suficientes para devolvernos todo lo que hemos perdido, y no solo económicamente, que también. De hecho, si pretendemos algo ha de ser por otra vía, pues el sindicalismo no ha demostrado, ni de lejos, ser la piedra filosofal en que confiar los cambios educativos. Demasiado ocupados en la nada, para mi gusto. Demasiado aferrados a la silla. Demasiado cerca de quienes deberían estar criticando y exigiendo implicación en la educación más allá de las campañas electorales. Para que sean “servibles” de verdad, debemos pedirles que se autofinancien, como nos han recordado los alemanes, para no deberse a ningún señor. Quizás después sean una referencia en la que apoyarnos. Mientras tanto, solo queda lo que cada uno buenamente pueda aportar con la mira puesta en un proyecto amplio, que agrupe a cuantos más mejor de todos los colectivos, lejos de los intereses individuales de cada uno de ellos. Y ese es el muro, hasta ahora infranqueable, que tenemos ante nosotros. Todo lo que hemos hecho hasta ahora ha sido lamentarnos ante él. Hora es de que toda la palabrería adquiera sentido. ¿Cómo? Esa es la cuestión.