Bien, ya están publicados los criterios objetivos con que serán evaluados nuestros compañeros de Educación Secundaria en su actual oposición.
Para que esto llegara, además de existir una gran confluencia planetaria, imagino que habrá sido necesario un gran esfuerzo de la administración unido a la intensa lucha de la clase sindicalista.
Con la de papeles que rellenamos todos los días y han tenido que pasar décadas para disponer de una evaluación objetiva en un concurso-oposición. Sin duda, es un gran paso para el mundo educativo donde no cabe cualquiera y donde la selección de los mejores es la base principal para el ansiado cambio.
Ahora, al menos, los opositores sabrán a qué atenerse y su futuro no dependerá de la subjetividad que algunos sufrimos en su día. Y conste, que conozco lo duro que es ser miembro de un tribunal. Pero la falta de criterio y de criterios ha posibilitado que, en ocasiones, fuésemos evaluados por individuos ajenos al mundo educativo; no por falta de títulos, claro, sino por ausencia de discernimiento. De aquellos procesos, seguramente, saldría esta hornada de aventureros que cayeron en el patio del colegio como podrían ser alfareros en Cartagena o banqueros en Villaconejos.
Ya puestos, en otra década descubriremos cómo prevenir las enfermedades profesionales en la enseñanza, cómo administrar mejor los recursos, cómo evitar la burocracia, cómo mejorar la coordinación...
En fin, vamos a darles tiempo.