Miguel, el chavalote más curtido del colegio, le lanzaba una arenga- “le daba la chapa”, diría él- a Marco, un niño de 2º de Primaria.
- Tienes que ser bueno, portarte bien. Que la vida está muy mal y si no estudias, cuando seas mayor, no podrás trabajar en nada.
- Me da igual-, respondió Marco.
- Mira, no da igual tener estudios que no tenerlos- insistía Miguel.
- -Bah, a mí me da igual, no me gusta estudiar.
- En la vida hay cosas que nos gustan más y otras que nos gustan menos, pero hay que hacerlas todas porque la gente con estudios puede trabajar en lo que le quiere…
En este momento intervine.
- Miguel, ¿cómo te lo sabes, eh?
- Claro, - dijo- con la de veces que me lo habéis dicho a mí, me lo sé de memoria.
- Pues cada vez que necesitemos un asesor te llamaré.
- Vale- dijo satisfecho-, y se volvió de nuevo hacia Marco. Se miraron unos segundos en silencio y por fin Miguel preguntó:
- Marco, ¿tú sabes de dónde vienen los niños?
Sin dudar un momento, el rapaz respondió:
- Pues claro; unos de este pueblo, otros de el de al lado…
- Tienes que ser bueno, portarte bien. Que la vida está muy mal y si no estudias, cuando seas mayor, no podrás trabajar en nada.
- Me da igual-, respondió Marco.
- Mira, no da igual tener estudios que no tenerlos- insistía Miguel.
- -Bah, a mí me da igual, no me gusta estudiar.
- En la vida hay cosas que nos gustan más y otras que nos gustan menos, pero hay que hacerlas todas porque la gente con estudios puede trabajar en lo que le quiere…
En este momento intervine.
- Miguel, ¿cómo te lo sabes, eh?
- Claro, - dijo- con la de veces que me lo habéis dicho a mí, me lo sé de memoria.
- Pues cada vez que necesitemos un asesor te llamaré.
- Vale- dijo satisfecho-, y se volvió de nuevo hacia Marco. Se miraron unos segundos en silencio y por fin Miguel preguntó:
- Marco, ¿tú sabes de dónde vienen los niños?
Sin dudar un momento, el rapaz respondió:
- Pues claro; unos de este pueblo, otros de el de al lado…