No os voy a contar nada nuevo; si acaso, recordaros un par de cosillas muy importantes para que nuestro trabajo no sea baldío. Lo he denominado "Método ATENAS", y en él recojo el proceso de enseñanza/aprendizaje en solo unas líneas.
ATENDER
ENTENDER
ASIMILAR
Atender es poner todos los sentidos en lo que estamos haciendo, evitar cualquier motivo de distracción, concentrarnos en la tarea presente dejando de lado cualquier preocupación. Un alumno que presta atención tiene hecha buena parte de la tarea. Podrá diferenciar lo que entiende de lo que no y, sobre todo, al mismo tiempo estará dejando que los demás atiendan, realicen su trabajo.
Si el alumno está en disposción de trabajar en clase, es tarea nuestra presentar los elementos motivadores necesarios para mantener esa atención.
Entender es comprender. Podemos dar una maravillosa clase en chino, pero a menos que nos haya llegado un alumno de la República Popular, de nada servirá. Debemos hacernos entender, prescindiendo de tecnicismos, neologismos..., y bajar al nivel adecuado del grupo de alumnos. No somos los protagonistas, son ellos. Es preciso utilizar el mismo código para hacernos entender. Si el alumno entiende lo que decimos, podrá comprender cada contenido y, en todo caso, tendrá la opción de preguntar. Cuando se crea una atmósfera turbia de palabras ininteligibles, como mucho conseguiremos un aburrido silencio, mentes absortas y pérdida de interés.
Asimilar. Si el alumno ha estado atento durante la tarea realizada en clase; si ha comprendido lo que le hemos comunicado y ha expuesto sus dudas, se encuentra en disposición de asimilar lo trabajado. Para ello podemos partir de la realización de tareas en el propio aula, ejercicios para casa sobre la teoría o trabajos de investigación.
Si el alumno es capaz de recorrer este simple pero necesario proceso, se sentirá protagonista, se convertirá en parte activa del mismo y, lo más importante, alcanzará el gozo de aprender.
Mirad a ver dónde se encuentra cada uno de vuestros alumnos y ayudarles a dar un paso más. Haced crítica de vuestros métodos para facilitar este proceso y veréis como cambian vuestras clases y cómo mejoran los resultados.
Comentarios
Estupendo recordatorio, colega. Dar una clase supone estar en tensión durante una hora, sin poder bajar la guardia, manteniendo el rigor (no la rigidez) sin perder la amenidad y solucionando cualquier contratiempo. Ayer, por ejemplo, tuve que interrumpir la clase de Matemáticas porque un niño, quizá el mejor dotado para esta asignatura, se echó a llorar porque algunos se metían con él precisamente por serlo. La labor de tutoría sigue siendo fundamental, aunque a veces no todo el mundo la entienda.
Lo que más cuesta hacer entender a los alumnos, a mi juicio, es la importancia del esfuerzo personal. Dedican poco tiempo al estudio, fallan mucho en los deberes y no parecen muy estimulados para mejorar su rendimiento. La clave está muchas veces en las familias, ya lo hemos dicho en tantas ocasiones que cansa repetirlo. Nosotros cumplimos de sobra, pero, ¿y ellos?
Un abrazo, colega.
Yolanda