(Reflexión a modo de ensayo para intentar comprender lo incomprensible. Leer solamente en caso de insomnio).
Para entender el Universo tenemos que abstraerlo de lo artificioso, es decir, contemplarlo y analizarlo en sí y por sí, fuera de toda intervención humana. Porque, entre otras cosas, no podemos analizar “desde dentro”, ya que nosotros formamos parte de él.
Tendremos, por tanto, que observar desde fuera, en una perspectiva amplia que nos incluya a nosotros mismos.
Las cosas son, sin ambages, sin etiquetas. Y así debemos verlas, y así vamos a analizarlas. Observaremos la interacción entre todas y cada una de las de esas partes que conforman un todo: el Universo.
Si intentamos eliminar las palabras que nombran las cosas, los objetos, nos encontramos con el inconveniente de no poder plasmar esas interacciones, ya que los espacios de aquellas quedarían vacíos y, llegados aun punto, nuestra mente no sería capaz de memorizar los invisibles inquilinos de esos espacios. Por tanto, no podemos prescindir, aunque solo sea para trazar las hipótesis, de las palabras que nombran las cosas.
Utilizaremos lo menos posible la palabra y, una vez establecidas las relaciones, prescindiremos de ella en su totalidad. Así mismo haremos con los números, por ser estos, también, una invención del ser humano.
El orden cósmico nos irá mostrando relaciones, bien numéricas bien sustantivas que nos permitan relacionar las cosas, pero siempre en sentido deductivo, es decir, de lo genérico, de lo universal a lo particular. Porque es asumido que el Universo desde su origen se genera en un proceso de deducción, desgranándose desde un primer núcleo hasta infinitos átomos que lo componen en sus múltiples formas.
No analizaremos los objetos en sí mismos, sino las relaciones que se establecen entre ellos, no por convenciones entre los humanos, sino en sí mismos, en su naturaleza original.
OBJETO--------relación-------OBJETO
La compilación de esas relaciones es nuestro propósito y, en pasos posteriores, las relaciones entre esas relaciones, articulando un árbol genealógico que nos aproxime a su naturaleza.
Como hemos señalado, no aplicaremos la artificiosidad sobre lo natural, sino que desde el análisis de la naturaleza y el cosmos, iremos deduciendo las fórmulas, las palabras. En definitiva, las relaciones.
Este orden es el equilibrio necesario para que el Universo se perpetúe. Desechamos la intervención humana que pretende alterar ese orden.
Para entender el Universo tenemos que abstraerlo de lo artificioso, es decir, contemplarlo y analizarlo en sí y por sí, fuera de toda intervención humana. Porque, entre otras cosas, no podemos analizar “desde dentro”, ya que nosotros formamos parte de él.
Tendremos, por tanto, que observar desde fuera, en una perspectiva amplia que nos incluya a nosotros mismos.
Las cosas son, sin ambages, sin etiquetas. Y así debemos verlas, y así vamos a analizarlas. Observaremos la interacción entre todas y cada una de las de esas partes que conforman un todo: el Universo.
Si intentamos eliminar las palabras que nombran las cosas, los objetos, nos encontramos con el inconveniente de no poder plasmar esas interacciones, ya que los espacios de aquellas quedarían vacíos y, llegados aun punto, nuestra mente no sería capaz de memorizar los invisibles inquilinos de esos espacios. Por tanto, no podemos prescindir, aunque solo sea para trazar las hipótesis, de las palabras que nombran las cosas.
Utilizaremos lo menos posible la palabra y, una vez establecidas las relaciones, prescindiremos de ella en su totalidad. Así mismo haremos con los números, por ser estos, también, una invención del ser humano.
El orden cósmico nos irá mostrando relaciones, bien numéricas bien sustantivas que nos permitan relacionar las cosas, pero siempre en sentido deductivo, es decir, de lo genérico, de lo universal a lo particular. Porque es asumido que el Universo desde su origen se genera en un proceso de deducción, desgranándose desde un primer núcleo hasta infinitos átomos que lo componen en sus múltiples formas.
No analizaremos los objetos en sí mismos, sino las relaciones que se establecen entre ellos, no por convenciones entre los humanos, sino en sí mismos, en su naturaleza original.
OBJETO--------relación-------OBJETO
La compilación de esas relaciones es nuestro propósito y, en pasos posteriores, las relaciones entre esas relaciones, articulando un árbol genealógico que nos aproxime a su naturaleza.
Como hemos señalado, no aplicaremos la artificiosidad sobre lo natural, sino que desde el análisis de la naturaleza y el cosmos, iremos deduciendo las fórmulas, las palabras. En definitiva, las relaciones.
Este orden es el equilibrio necesario para que el Universo se perpetúe. Desechamos la intervención humana que pretende alterar ese orden.
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