domingo, 27 de abril de 2008

el "chiki-chiki"


Harto estoy de quienes, tan entendidos en calidad musical, defensores de lo nuestro y abanderados de la cultura ancestral que hemos heredado, se erigen en jueces de algo que jamás antes les había interesado.
El Festival de Eurovisión estuvo bien mientras duró; es decir, mientras nos servía para mirarnos el ombligo tarareando el "La, la, la" de Massiel. Después, como "no ganábamos", como "esto es un apaño político", como "no lo ve nadie, tenían que quitarlo", dejó de interesar. Bastaba que hubiera un acontecimiento deportivo o una rancia telenovela, para que nadie osara decir palabra del Festival de Eurovisión.
¿Alguien recuerda quién nos representó en 2007, en 2006...? Ni dios...Vale, si antes no te ha interesado, ¿que narices haces ahora criticando algo que "no representa lo que somos los españoles"? ¿Representaba a los españoles la canción que no recuerdas del año pasado? ¿Representaba a los españoles aquella de "Ay, quien maneja mi barca" o cualquiera otra? Pues sí o pues no. Es una opinión muy subjetiva.
Ahora resulta que, como esta cutrez del "Chiki-Chiki" ha saltado a los medios aprovechando que a nadie le importaba un pimiento Eurovisión, los rasgadores de vestiduras se escandalizan.
Hasta donde conozco, esta caricatura de canción y también nuestra propia caricatura, fue seleccionada por la opinión de quienes, ellos sí, estaban interesados en el Festival de Eurovisión. Con más razón, con menos, con más formación musical, con menos, con más gusto o con menos. El resto no "estaba muerto, estaba tomando cañas". Y, cuando volvió a casa se encontró con que el "Chiki-Chiki" era la canción seleccionada. Y bien, ¿de que te quejas ahora?
Este país nuestro se está acostumbrando a que todo el mundo haga lo que nosotros queremos, pero sin mojarnos. Ahora, Buenafuente, un genio de los medios, nos ha demostrado que si queremos algo, nos lo tendremos que currar, y si no ajo y agua. Es lo que tiene la democracia, en este caso representada en quienes, interesados en este asunto, al margen de los intereses que tuvieran, se mojaron para elegir.
Suele ocurrir que en muchas reuniones se toman acuerdos no por mayoría, sino por mayoría silenciosa. El más ocurrente dice algo y si nadie osa contradecirle, se sale con la suya. ¡Y hace más que bien! A ver si el recuerdo de Mayo del 68 nos despierta un poquito de este letargo, aunque solo sea para que, cuando opinemos, lo hagamos con el derecho que nos da el haber participado antes. Tumbados en el sofá no tenemos derecho a gritar contra lo que han decidido los demás.
Ghandi lo expresó muy bien: "lo más malo de las cosas malas de la gente mala… es el silencio de la gente buena"…
Y ahora hablamos de música, de ritmo, melodía y armonía. Pero eso es otro cantar, valga la redundancia. ...dos, el "crusaito"....

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