La semana pasada me regalaron un libro en chino.
Me he pasado seis días, a una media de cuatro horas diarias, intentando leer y estudiar el libro en cuestión. A fecha de hoy puedo decir con toda seguridad que no me he enterado de nada. Ni siquiera he descifrado el título.
(Dedicado a los alumnos que tantas horas pasan delante de los libros y a los padres que alaban su dedicación).
Muy bueno, sí señor!
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