viernes, 30 de enero de 2009

día de la paz


Como cada año celebraremos el Día de la Paz. Como si fuera el único día del año que aún se nos permite hablar de valor tan importante. No obstante, y siguiendo unas extrañas normas político-gramaticales podremos decir “Sí a la paz”, y evitar cualquiera otra forma sintáctica que pudiera resultar sospechosa de qué sé yo.

Los colegios e institutos se llenarán de palomas blancas, de manos blancas, de fotografías de Gandhi y Rigoberta Menchu. Y haremos buenos propósitos de llevarnos bien, de no enfadarnos con los compañeros, de hacer el “paripé” y hacer ver que todo funciona bien, es decir, de una forma políticamente correcta.

En el otro extremo del mundo, se estará librando una guerra absurda de la que no conviene hablar. Igualmente, en decenas de países se estarán librando numerosos conflictos, que dejaron de ser noticia hace mucho tiempo. Porque lo que realmente interesa a quienes no aprendieron a disfrutar de su vida, es ocupar sus largos ocios en alcahuetear en la vida de los demás. Y claro, los medios también están sujetos al mercado, y el poderoso caballero de la oferta y la demanda dicta qué es y qué no es importante a los ojos del consumidor.

Este maquillaje de la realidad se ha convertido en algo habitual, incluso necesario. Teníamos pocas vendas, que además nos imponen otras que impidan ver tantos y tantos desaguisados sociales, porque la felicidad debe encumbrarse en la ignorancia, según los nuevos modos de esta sociedad.

Lavaremos nuestras conciencias en fecha tan señalada, como tenemos la ocasión de hacerlo cuando por ley se celebra el Día de los Derechos Humanos, tan venidos a menos, o el Día de la Música, tan aparcada en los planes de estudio. Pero habremos, en fin, sufrido la falsa catarsis que permite recordar durante un día y olvidar durante un año. Nos acercaremos a los medios para rescatar datos que justifiquen esta celebración, como si el mundo hubiera caído por arte de magia, en esta fecha, en una hecatombe. Pero, esas imágenes pasarán al olvido, como si el resto del año no existieran. Y celebraremos el que solo un día el mundo esté tan mal.

Según un informe de la ONU aportado por Routers: "Una niña que nazca hoy en Japón tiene una expectativa de vida de 85 años, mientras que otra nacida en Sierra Leona, seguramente, no sobrevivirá más allá de los 36 años". Otro estudio que aparece en la revista “Atapuerca” señala que: “Los grupos humanos del Pleistoceno no superaban los 50 años”. Pues bien, en tanto algunas regiones mundiales continúan en la Prehistoria, otras continúan en su particular evolución, o mejor involución, hacia una Prehistoria donde las mentes no alcanzan más allá del mando de televisión, la pantalla del móvil o el cronómetro del microondas.

A pesar de todo, y más en mitad de una campaña electoral, se nos intenta convencer de que todo esto son espejismos, que la realidad es otra, que verdaderamente el mundo está en paz, que las guerras son necesarias y las hamburguesas simbolizan el alto nivel de vida que nos asiste. Las mentiras se suceden, eso sí, pagadas por nosotros mismos con ese diezmo que, mal que nos pese, ya se pagaba en la sociedad egipcia, más tarde en nuestro pasado feudal y hoy, en otros términos, en el actual sistema político llamado democrático.

Sobrevolarán las palomas blancas sobre nuestras conciencias y quedaremos liberados. Brindaremos con cava y los ojos cerrados, para no tener que mirar los ojos de aquellos que no pueden brindar, y cuya liberación suele estar ligada a la amputación de sus miembros o a su propia muerte. Extraña paradoja a celebrar el Día de la Paz.

Observamos impasibles esa sucesión de estrategias encaminadas a encumbrar unas culturas sobre otras. Los analistas militares hablan sobre las formas más inteligentes de matar. Y en ello, implicados niños y adolescentes que nunca comprenderán el porqué de empuñar un arma.

Quizá las palabras de Kofi. A. Annan sean buen consejo: “usemos estas 24 horas –este breve período que esperamos sea relativamente tranquilo— para empezar un diálogo pacífico, que debería continuar en la Asamblea General, para promover un consenso global acerca de las amenazas dominantes a la paz y la seguridad en nuestro tiempo –y más que todo, que hacer frente a ellas.”

Pintémonos las manos de blanco, vuelen las palomas blancas, pero no intentemos desfigurar un mundo ya de por sí demacrado por la violencia, por las diferencias, por la injusticia. Hagamos patente esta realidad no hoy, sino día a día mientras haya una sola persona en el mundo empuñando un arma. No es día para eufemismos, sino para entresacar las palabras reales, duras y ciertas, los datos y la información a partir de los cuales podamos tomar verdadera conciencia de la situación mundial, y con esa referencia intentar dejar un mundo más justo y más habitable que el que hemos encontrado.

Hoy, como Martin Luther King aquel 28 de agosto de 1963, yo también tengo un sueño.

sábado, 17 de enero de 2009

la fe viaja en autobús



La polémica sobre la existencia de Dios se debate en paneles publicitarios colocados en autobuses. "Posiblemente Dios no existe, disfruta de la vida", dicen unos; "Dios existe, disfruta de la vida en Cristo", indican los otros. Debo confesar que el hecho de que se haya elegido ese soporte me está haciendo reflexionar sobre mis creencias. Otra cosa sería que hubieran elegido el taxi.

martes, 13 de enero de 2009

A la diputada Montserrat Nebrera

Señora Nebrera:
Leo con estupor su último artículo: "Acentos, cantos de sirena y cuentos chinos". Y digo con estupor, porque jamás pensé que hubiera un solo político en el mundo capaz de escribir así de los políticos. Creo que mis ideas no coinciden con las suyas; no obstante, jamás me sentí tan identificado con alguien de la clase política. Si acaso, un pequeño "pero": no consigo entender cómo nadie asume un solo error en sus actuaciones, en las actuaciones de los suyos...Me parece incomprensible que los políticos, esa clase sagrada, tan capaces de consensuar sus sueldos, “sus” cosas, sean tan reacios a ofrecernos consensos en ámbitos tan vitales como la educación, mundo en el que me muevo. No comprendo cómo pueden anteponerse intereses personales o de partido a los intereses de los ciudadanos. No comprendo que los políticos se encuentren tan alejados de los ciudadanos. No comprendo que dediquen tanto tiempo a “sus” cuitas personales, a insultarse continuamente. No es eso lo que queremos los ciudadanos, no les hemos votado para eso. Les hemos votado para trabajar, para servir. No es obligatorio ser político, por lo que debíamos entender que quienes optan a ese camino es porque asumen que están al servicio de los ciudadanos. Algo bastante incomprensible cuando les vemos rodeados de tantas medidas de seguridad, desplazándose en vehículos de alta gama que pagamos todos, disfrutando de un nivel de vida bastante o muy alejado del ciudadano medio.
Hemos aceptado que, en esta democracia de listas cerradas, entre cualquiera a decirnos lo que debemos o no hacer; vivimos en un conformismo que posibilita la proliferación de cargos y más cargos con “cargo” al erario público. Cargos muy alejados de la realidad, encerrados en un mundo virtual que, gracias a la democracia, todos hemos aceptado y que a ustedes no les desagrada.
Perdone el atrevimiento. Quise entrar a su blog para leer la otra versión sobre lo que no es sino otra ridiculez de la clase política discutiendo sobre nimiedades. Y no pude contener la posibilidad de contarle a uno de ustedes lo que pienso y, creo que también, piensa una buena parte de los españoles. Porque, no se engañen, no queremos sus discursos, sus mítines, sus enredos...Queremos actuaciones a pié de calle, sin protagonismos, sin aspavientos, cada uno desde el lugar que les ha tocado.
Escribo de un tirón y no creo que me pare a repasar los errores de mi escrito. Quiero que lo vea tal cual. A mí no me ha elegido nadie para escribirla, pero creo representar a muchas personas. Y ustedes, usted lo sabe.
Me da la sensación de que la única obsesión de los políticos es alcanzar el poder, sin darse cuenta de que desde ese mismo poder, o desde la oposición, se puede hacer mucha tarea. En sus mítines solo veo ese intento de captar votos y más votos que, una vez en el poder, no deben recordar pues los programas electorales pasan a mejor vida sin que nadie, ni gobierno ni oposición, se molesten en revisar. ¿Por qué?
Los consensos, los escasos consensos, son “sus” consensos, no nuestros consensos, los que llevamos pidiendo desde hace muchos años, como el que le he citado en Educación. No sólo no nos facilitan la labor sino que, con una Ley de Educación cada cuatro años, nos impiden cada vez más realizar bien nuestra tarea. Porque nosotros, señora Nebrera, no queremos protagonismos, no queremos privilegios, no queremos poder..., solo queremos dar clase.
A juzgar por lo que se vive en nuestra sociedad, estoy convencido de que esta misma queja se la presentarán los médicos, los jueces, trabajadores de toda condición,...La situación que vive hoy España, no es culpa del Presidente del Gobierno, ni del PSOE, ni del PP. Es culpa de la negligencia de una clase política que no hemos elegido, sino que nos han obligado a elegir. Ustedes son quienes gobiernan y, por tanto, quienes tienen que dar cuenta ( no en las urnas, no nos engañemos), a los españoles de esta situación que vivimos. Pero no lo hacen, permanecen en sus puestos a pesar de tantos errores, a pesar de tantas incorrecciones, aludiendo a que las urnas serán sus jueces. Y saben que no, porque les seguiremos votando muy a nuestro pesar, cada uno según sus ideas y tratando de evitar el mal menor. No tenemos otra opción.
Insisto, la admiro por el artículo que acabo de leer. Quizá fue la cercanía de sus palabras lo que me invitó a comentarle esto. Y, aunque no sirva de nada, ahí le dejo esta sencilla reflexión que he intentado sea del todo comprensible.
Con todo respeto.

sábado, 10 de enero de 2009

la reunión de ateos


A un reunión de ateos llegó un nuevo afiliado.
- Buenos días nos dé Dios.
- ¿Cómo que "buenos días nos dé Dios"? ¡Esto es una reunión de ateos, aquí a Dios ni se le nombra! Así es que abandone la sala y vuelva e entrar como Dios manda.

nieve va

Ha caído en Madrid una nevada
de las de estate quieto en la camita
“En invierno nieva”, ¡Qué infinita
sapiencia la Botella! ¡Qué patada!
...
“Las previsiones previstas”, no corras
Esperanza hablando. ¡Qué talento!
Mientras nieva en las vías de Fomento
hace un sol en las nuestras que te torras.
...
De peras, Saramagos y manzanas,
de todo opinamos.¡Qué tesoro
es la lengua usada con denuedo!
...
¡Qué pena que unas mentes tan ufanas
no vivieran aquel siglo de Oro
por dar perogrulladas a Quevedo!

Si quieres leer más versos, pásate por mis "sonetos breves". Tienes el enlace ahí al lado.

viernes, 9 de enero de 2009

la Malinche

Si se adentran en la historia de Méjico, descubrirán los insignes personajes que dejaron su impronta en la Conquista. Entre ellos, dos que nos llaman la atención: Juan de Salamanca, soldado fontivereño a las órdenes de Cortés, y La Malinche.
Malineli Tenepatl, la Malinche o Doña Marina, "joven y hermosa", fue regalada a Hernán Cortés el 15 de marzo de 1519 por los caciques de Tabasco. Se convertirá en su traductora náhuatl-maya. Adémás, asesoraba a los españoles sobre las costumbres de los nativos. Tuvo un hijo de Cortés y otro más del hidalgo Juan Jaramillo.
...
Cuando en 1991 visitamos el Palacio de las Naciones (ONU), en Ginebra, nuestro amigo nos contó una anécdota en relación a esta señora:
Tras las palabras del embajador de Méjico en una recepción, alguien le dió respuesta aludiendo a:
"Ustedes, hijos preclaros de la mítica Malinche...".
Como quiera que alguno de los presentes no entendió la elaborada expresión, pidió a uno de los secretarios una versión más popular. A lo que este dijo:
"Nada, que les ha llamado hijos de..."

clase de francés

Traduce: Je quitte la maison.
Yo quito la mesa.