Como no tenemos bastante con un miedo, ahora nos atacan con otro. Al ya consabido y bien extendido de la gripe A (más extendido que la propia la pandemia), ahora nos atemorizan con los posibles efectos secundarios de la vacuna. Si preocupante es encontrarse con una amenaza, aún lo es más encontrarse entre dos miedos y tener que elegir entre ellos.
No se preocupen, elegirán por nosotros, que es la opción que más nos suele agradar. Así, pase lo que pase, no nos sentiremos culpables, aunque en ello nos vaya la propia vida. Ya hemos recordado alguna vez a Gandhi: "Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena".
De aquí a que nos pongan o no (nos quieran poner o no) la vacuna, tendremos que seguir asistiendo a las más diversas escenas en este improvisado paripé de medios y gobiernos. Hasta ayer, el profesorado y el alumnado, estábamos entre los grupos a los que se administraría la vacuna. Hoy ya no, ni profesorado ni alumnado estamos entre los grupos de riesgo, solamente los niños con alguna enfermedad crónica. Y uno no sabe si entristecerse o alegrarse. En todo caso, ¡Qué más da!, si mañana nos contarán otra historia. Pasen....es gratis. (El virus, que es más inteligente que muchos animales racionales, se lo estará pasando de miedo).
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