Es evidente que el Nobel de la Paz entregado hoy al presidente americano no es por lo que ha hecho- tampoco ha tenido tiempo de hacer mucho-, sino por lo que se supone que va a hacer. ¿Y qué va a hacer? De momento ha justificado la guerra para alcanzar la paz. Vamos, que se abona a la máxima latina " Si vis pacem, para bellum".
Hasta ahora, la Academia otorgó el galardón a quienes eran partidarios del " Si vis pacem, para pacem", los aliados de la no-violencia: Mandela, Luther King o la Madre Teresa. (M.Gandhi se quedó en el eterno candidato).
En dos ocasiones he visitado la Sala de la Conferencia de Desarme en la Sede de las Naciones Unidad en Ginebra. En ambas, la azafata se vió obligada a responder a esta pregunta: "¿Cómo es posible que aquí se reúnan los más poderosos del mundo a hablar de desarme cuando cada día sus ejércitos están más dotados de armamento?". Sin palidecer, sin un solo rictus de sorpresa, la azafata responde: "L´ONU c´est pas parfaite".
Al parecer, los Nobel - ¡qué diría don Alfred!- tampoco son perfectos.
Hasta ahora, la Academia otorgó el galardón a quienes eran partidarios del " Si vis pacem, para pacem", los aliados de la no-violencia: Mandela, Luther King o la Madre Teresa. (M.Gandhi se quedó en el eterno candidato).
En dos ocasiones he visitado la Sala de la Conferencia de Desarme en la Sede de las Naciones Unidad en Ginebra. En ambas, la azafata se vió obligada a responder a esta pregunta: "¿Cómo es posible que aquí se reúnan los más poderosos del mundo a hablar de desarme cuando cada día sus ejércitos están más dotados de armamento?". Sin palidecer, sin un solo rictus de sorpresa, la azafata responde: "L´ONU c´est pas parfaite".
Al parecer, los Nobel - ¡qué diría don Alfred!- tampoco son perfectos.
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