Al punto al que han llegado los sindicatos, considero justo pedir que sean mantenidos por sus afiliados, al igual que partidos políticos e iglesias varias. No creo que haya de ser el ciudadano quien pague las creencias e ideologías de los demás, más cuando estas se cubren de excesos, privilegios y prebendas varias.
El elevado número de liberados sindicales no se corresponde en ningún caso con los logros conseguidos, debido, seguramente, al apoltronamiento de muchos de ellos. Las descomunales cifras de mantenimiento de tanto personal "liberado", cargos eclesiásticos con palacios incluidos, políticos por doquier - tantos de libre designación-, campañas electorales, vehículos de lujo, chóferes y escoltas varios...bien vendrían para salir de esta crisis que, en todo caso, el profesorado no ha provocado.
Los sindicatos "ya han cumplido" con su particular paripé. Ahora seguirán –algunos llevan décadas-, “luchando por nuestros intereses”. Y nosotros, unos desagradecidos. Así no se puede.
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