domingo, 30 de enero de 2011

día de la paz

Como cada año celebraremos el Día de la Paz. Como si fuera el único día del año que aún se nos permite hablar de valor tan importante. No obstante, y siguiendo unas extrañas normas político-gramaticales podremos decir “Sí a la paz”, y evitar cualquiera otra forma sintáctica que pudiera resultar sospechosa de qué sé yo.

Los colegios e institutos se llenarán de palomas blancas, de manos blancas, de fotografías de Gandhi y Rigoberta Menchu. Y haremos buenos propósitos de llevarnos bien, de no enfadarnos con los compañeros, de hacer el “paripé” y hacer ver que todo funciona bien, es decir, de una forma políticamente correcta.
En el otro extremo del mundo, se estará librando una guerra absurda de la que no conviene hablar. Igualmente, en decenas de países se estarán librando numerosos conflictos, que dejaron de ser noticia hace mucho tiempo. Porque lo que realmente interesa a quienes no aprendieron a disfrutar de su vida, es ocupar sus largos ocios en alcahuetear en la vida de los demás. Y claro, los medios también están sujetos al mercado, y el poderoso caballero de la oferta y la demanda dicta qué es y qué no es importante a los ojos del consumidor.
Este maquillaje de la realidad se ha convertido en algo habitual, incluso necesario. Teníamos pocas vendas, que además nos imponen otras que impidan ver tantos y tantos desaguisados sociales, porque la felicidad debe encumbrarse en la ignorancia, según los nuevos modos de esta sociedad.
Lavaremos nuestras conciencias en fecha tan señalada, como tenemos la ocasión de hacerlo cuando por ley se celebra el Día de los Derechos Humanos, tan venidos a menos, o el Día de la Música, tan aparcada en los planes de estudio. Pero habremos, en fin, sufrido la falsa catarsis que permite recordar durante un día y olvidar durante un año. Nos acercaremos a los medios para rescatar datos que justifiquen esta celebración, como si el mundo hubiera caído por arte de magia, en esta fecha, en una hecatombe. Pero, esas imágenes pasarán al olvido, como si el resto del año no existieran. Y celebraremos el que solo un día el mundo esté tan mal.
Según un informe de la ONU aportado por Routers: "Una niña que nazca hoy en Japón tiene una expectativa de vida de 85 años, mientras que otra nacida en Sierra Leona, seguramente, no sobrevivirá más allá de los 36 años". Otro estudio que aparece en la revista “Atapuerca” señala que: “Los grupos humanos del Pleistoceno no superaban los 50 años”. Pues bien, en tanto algunas regiones mundiales continúan en la Prehistoria, otras continúan en su particular evolución, o mejor involución, hacia una Prehistoria donde las mentes no alcanzan más allá del mando de televisión, la pantalla del móvil o el cronómetro del microondas.
A pesar de todo, y más en mitad de una campaña electoral, se nos intenta convencer de que todo esto son espejismos, que la realidad es otra, que verdaderamente el mundo está en paz, que las guerras son necesarias y las hamburguesas simbolizan el alto nivel de vida que nos asiste. Las mentiras se suceden, eso sí, pagadas por nosotros mismos con ese diezmo que, mal que nos pese, ya se pagaba en la sociedad egipcia, más tarde en nuestro pasado feudal y hoy, en otros términos, en el actual sistema político llamado democrático.
Sobrevolarán las palomas blancas sobre nuestras conciencias y quedaremos liberados. Brindaremos con cava y los ojos cerrados, para no tener que mirar los ojos de aquellos que no pueden brindar, y cuya liberación suele estar ligada a la amputación de sus miembros o a su propia muerte. Extraña paradoja a celebrar el Día de la Paz.
Observamos impasibles esa sucesión de estrategias encaminadas a encumbrar unas culturas sobre otras. Los analistas militares hablan sobre las formas más inteligentes de matar. Y en ello, implicados niños y adolescentes que nunca comprenderán el porqué de empuñar un arma.
Quizá las palabras de Kofi. A. Annan sean buen consejo: “usemos estas 24 horas –este breve período que esperamos sea relativamente tranquilo— para empezar un diálogo pacífico, que debería continuar en la Asamblea General, para promover un consenso global acerca de las amenazas dominantes a la paz y la seguridad en nuestro tiempo –y más que todo, que hacer frente a ellas.”
Pintémonos las manos de blanco, vuelen las palomas blancas, pero no intentemos desfigurar un mundo ya de por sí demacrado por la violencia, por las diferencias, por la injusticia. Hagamos patente esta realidad no hoy, sino día a día mientras haya una sola persona en el mundo empuñando un arma. No es día para eufemismos, sino para entresacar las palabras reales, duras y ciertas, los datos y la información a partir de los cuales podamos tomar verdadera conciencia de la situación mundial, y con esa referencia intentar dejar un mundo más justo y más habitable que el que hemos encontrado.

Hoy, como Martin Luther King aquel 28 de agosto de 1963, yo también tengo un sueño.

viernes, 28 de enero de 2011

¡Entre frutas anda el clero!

En peras y manzanas anda el clero,
lo mismo que antaño la Botella;
no deben conocer otra fabliella
pues les gusta enredar con el frutero.

“Que bodas no hay más que la canónica”
en su prédica indican los prelados,
con yugo ata a los enamorados
"igual que una empresa telefónica".

Y añade Don Camino, -el portavoz-,
que el rito religioso es un contrato
que “es mucho más difícil rescindir.”

¡Pues no invierte Don Cascos en arroz!
Y otros, que con la iglesia hicieron trato,
no encuentran ahora el modo de salir!

sábado, 22 de enero de 2011

¡Qué dolores!...Cospedal.

Nos invita a visitar, -son sus ruegos-,
esas casas “colgantes” que hay en Cuenca;
y lo ha dicho en Fitur esta mostrenca
que aspira a gobernar a los manchegos.

Habló también de "casas encantadas",
-será por los fantasmas que imagina-,
¡qué lejos le cae Cuenca a esta vecina
de palacios, mansiones y mesnadas!

¡Qué pobre! En su ignorancia, Cospedal,
confunde a Alfonso Octavo y al Rey Sabio,
no piensa lo que dice, le da igual.

Y se lía con los controladores
a quienes aludió con tanto agravio
que los denominó “consoladores”.

Aquí al lado tienes un enlace a "mis sonetos breves".

viernes, 21 de enero de 2011

amargados!!!!

Dedicado a los que de lunes a jueves llegan al colegio, ya de mañana, paseando su amargura. Y el viernes también.
Debe de ser muy amargo acudir cada día a un trabajo en el que no pintas nada, eres el último mono, el "convidado de piedra"; un trabajo en que todos opinan y deciden, todos menos tú. ¿Cómo puede haber alguien capaz de semejante masoquismo? Si vas a poner las notas, tendrás a un superior diciéndote lo que has de firmar, si haces evaluación, habrá alguien que te hará perder el tiempo desviando el tema; si haces tutoría de padres, estos te dirán lo que has de hacer en tus clases; si perteneces al Consejo Escolar, otros decidirán por ti. ¡Qué pena me das, amigo maestro! ¿Pensaste en algún momento en dedicarte a la banca, a la pirotecnia o el funambulismo? En cualquier profesión, con tu sapiencia, habrías ascendido vertiginosamente, tu trabajo sería relajado y fructífero, ganarías muchísimo más y nadie te diría lo que has de hacer.
Si entraste aquí por error, te invito a que:
1.- En tutoría, en la primera tutoría de curso, les digas a los padres lo que es tarea tuya y lo que es tarea suya, y que no vas a consentir que nadie se exceda en sus funciones. Es muy fácil y da muy buenos resultados, te lo aseguro.
2.- Si alguien te presiona a firmar lo que no debes, plantéate no hacerlo. Evitarás horarios complicados, aprobados injustos...Con el tiempo, padres, alumnos e incluso compañeros, te lo agradecerán.
3.- Medites sobre cuál es la función de cada uno en los órganos de gobierno del centro. En mi centro, los representantes del Consejo Escolar que no son profesores, opinan sobre asuntos que no son explícitamente académicos, entre otras cosas porque sus argumentos son fácilmente rebatibles. Y si no fuera así, tendríamos que plantearnos por qué estamos ahí.
Que alguien tenga voz y voto en una colectividad no significa que, gratuitamente, pueda cambiar el ritmo del mundo. Yo puedo opinar en mi comunidad de vecinos, pero jamás se me ocurrirá hacerlo sobre el tipo de cemento que se pondrá en una acera, prefiero que se equivoquen los profesionales. En un caso extremo, podríamos ponernos de acuerdo la mitad más uno para que se ponga hormigón X; en ese supuesto, si sale mal la obra, como es muy probable, en el pecado llevaremos la penitencia. El personal no es tan tonto, y nosotros tampoco como para dejarles que entren en nuestro terreno. El día que yo me atreva a decirle a mi mecánico de qué modo ha de arreglar mi coche y qué piezas ha de cambiar, además de disponerme a pagar una factura importante, me estaré jugando el tipo. Mi mecánico es sensato, no dejará que lo haga.
La figura del profesor, según leo en muchos foros, está bajo mínimos, pero ¿qué hemos hecho, qué estamos haciendo, los profesores para que así no sea? Esa es la cuestión y no pasarnos la vida lamentándonos de leyes, políticos, jefes y jefecillos, padres, madres y demás familia que, como no seamos nosotros quienes decidamos lo que queremos, acabarán rezando una oración por nuestra alma.

jueves, 20 de enero de 2011

bienvenido, maestro.

¡Oh, cielos, nos dicen las horas que tenemos que trabajar, incluso que tenemos que hacerlo en un colegio y no en un chiringuito de playa, nos dicen los alumnos que ha de haber en un aula...¡diosssssssssssssss!, si los alumnos han de tener apoyos,....! ¡No hay derecho! Que cada uno dé las horas que quiera, los apoyos que quiera, que trabaje en un aula o en una feria de macramé coreano....¡Libertad!!!!

...
Por cierto, amigo maestro, bienvenido. Te recuerdo, que si hubieras elegido trabajar en una empresa, también te dirían las horas que tienes que trabajar, de qué modo y en qué lugar. Además, en la docencia tienes una ventaja, te puedes quejar de todo, no hacer nada, echar la culpa al resto del mundo y te siguen pagando igual. ¿No es bonito?

...a la mierda la cultura!!!

En contestación al comentario que he leído en un foro sobre educación. En él, se hace mofa de algunos amantes de la poesía que, ¡sorpréndanse!, no se les ocurrió otra cosa que recitar sus poemas a los transeúntes:

Diga que sí, es una vergüenza, ¡mira que recitar versos en la calle! ¿ A quién se le ocurre? Deberían mandarles a galeras, junto con los que pintan cuadros en público, con los que hacen edificios de cierto nivel arquitectónico, cantantes del metro, los que dejan libros en los parques para que otros se animen a leer, los que publican relatos en el transporte público, los que hacen animaciones de calle para niños….Lo que le digo: ¡Una vergüenza! Y los mimos que hacen de estatuas a su casaaaa, ¿pero qué se han creído?, ¿desde cuando se permite en este país la exhibición de la cultura en público? El que quiera recitar que lo haga en su casa, que saquen una Ley Antipoetas, que nadie tiene por qué mejorar su nivel cultural…Y además gratis. ¡Qué pena!

...
Por cierto, llevo un tiempo dándole vueltas a un asunto. Una de las propuestas para mis alumnos es que recopilen poemas y relatos de diferentes autores y los lleven a los comercios, las farmacias, los talleres, las peluquerías...¡Se me han quitado las ganas!, ¡me han convencido!, ¡qué perdida de tiempo!
En fin, lo dejaré en manos de mis alumnos, que son más inteligentes.

viernes, 14 de enero de 2011

...te obligan a aprobar?...piénsatelo.

Me veo en la necesidad de comentar lo que vengo leyendo en algunos foros respecto de la presión que algunos compañeros dicen sentir en relación a las evaluaciones.

Al parecer, son muchos los profesores que se sienten coaccionados para aprobar a muchos alumnos que no lo merecen. Tanto, que en el Acta de Evaluación de un grupo de 1º ESO de un centro cualquiera, como el Tutor se negaba a firmar tantos aprobados, el Director, extrañado, se lo dijo al Inspector de zona quien, desconcertado, se lo comunicó al Inspector Jefe, que, sobrecogido, a su vez, lo puso en conocimiento del Director Provincial de turno- todos de la misma cuerda, claro-. Este, sorprendido, lo hizo saber al Consejero de Educación de su Comunidad (para eso son las transferencias), quien, aún más asombrado, informó al Ministro de Educación (socialista tenía que ser), quien realmente impresionado, lo comunicó en Consejo de Ministros al mismísimo Presidente. No os lo vais a creer, pero con el fin de que aprobasen la mayoría de los alumnos, sin merecerlo-claro está-, el propio ZP (culpable del próximo fin del mundo e incluso de los anteriores), se entrevistó personalmente con el Ministro, habló con el Consejero de Educación, conversó con el Director Provincial, departió con el Inspector Jefe, comentó con el Inspector de zona, dialogó con el Director del Centro y, finalmente, platicó con el Tutor del grupo. No obteniendo una respuesta positiva de éste para aprobar a más alumnos de los que verdaderamente lo merecían, pidió el Acta al Director del Centro y él mismo, - con el talante que le caracteriza como causante de la desaparición del oso polar y de la aparicion de la niebla en Londres-, estampó su rúbrica en la casilla de aquel sin que nadie en la cadena de mando (perdón, de sumisión), se atreviese a pestañear. Así nos va y así os lo cuento, como me lo contó Fray Gerundio de Campazas.

viernes, 7 de enero de 2011

reflexiones de un ateo

Dice Benedicto XVI que la ciencia no puede explicar el origen del universo. Y tiene razón. Como la tenían sus antecesores cuando negaban el movimiento de rotación de la Tierra o la doble circulación de la sangre. Más aún, no solo negaban todo aquello que la ciencia no conseguía explicar, sino que quien osaba adelantarse un paso a sus creencias era asado vivo, y no es un recurso literario.
La iglesia, que tiene recursos para todo, va muy por delante de la ciencia en esta hermenéutica sobre todo aquello que nos rodea y que aún, seguimos evolucionando, no podemos explicarnos. El principal recurso del clero se llama "fe". Mediante un extraño proceso cualquiera puede llegar a comprender o no, da igual, que una persona sea una y tres a la vez, por ejemplo. Porque ni siquiera importa que lo entienda sino que lo acepte porque sí, lo que le augura, además, una segunda vida más feliz que ésta (que no es tan difícil, digo yo).
Tampoco parece importar mucho, y eso es lo paradójico, que buena parte de quienes son capaces de realizar tales actos de fe, se pasen por el arco de triunfo mandamientos y más normas de su iglesia. No hace falta ir a Salamanca para entender que, a pié de calle, sería más coherente corresponder a esas creencias con una conducta ejemplar y ajustada a dichas normas que enfrascarse en intentar buscar a los dioses más allá de los pucheros, donde Teresa de Ávila siempre lo encontraba.
Afortunadamente, los tiempos cambian, la iglesia en su lento caminar hacia no se sabe dónde, ha descartado seguir haciendo fallas con personas, lo que es un gran avance. Persiste, eso sí, en recordarnos que son más listos que el resto, por eso de que disponen de un método particular. También es verdad que no tienen mucho más recorrido, sus “políticas” no venden, sus estrategias no convencen y sus maneras distan mucho de aquellas que se predican en los libros que les sirven de referencia. O les falla la exégesis o no les interesa el evangelio de sandalia. Y es que, nada es igual desde que no hay leones en la arena.

Comentarios
Miguel dijo...


La verdad es que no sé por qué la iglesia se empeña en cegarse y no ver la realidad. Bien está que uno tenga sus creencias, su fe, y sus credos, pero ¡Válgame Dios! lo evidente no se puede discutir. Y los hechos y cuestiones pasan a ser evidencias cuando se demuestra su causa. Y así pasa, que la iglesia ha hecho oídos sordos a los descubrimientos no sé bien en base a qué, y esto ha propiciado que muchas personas se apartaran de la iglesia. Por eso pienso yo que no estaría mal, para ganar adeptos, que aceptaran los avances científicos como asuntos probados y verdaderos y que mantuvieran en la fe aquello insondable para la ciencia.
Un abrazo.