jueves, 4 de julio de 2013

Carta a D. Javier Arenas

            Señor, Arenas;

            En primer lugar, perdone que no me dirija a usted con otro tratamiento pues desconozco el que corresponde al Portavoz de un grupo político, como reza su biografía que me he molestado en consultar.

            Acabo de conocer por la prensa digital que usted ha ganado en política, desde el año 1990, la cantidad de 2.574.713 euros. Convendrá conmigo, antes de entrar en detalles, en que la cifra a primera vista no está nada mal. Desconozco si a esta cantidad hay que añadir algún tipo de privilegio, dietas...Mis argumentaciones pueden ser las mismas obviando esos datos.

            Calculadora en mano, traduciendo a pesetas su cuenta corriente- es una manía que tengo-, me ofrece la cantidad de 428.396.197 pesetas, peseta arriba peseta abajo. Me pregunto si habrá alguien en nuestro país que se acerque a esa cantidad por su trabajo en los últimos 23 años. Es decir, cada año de su trabajo nos ha costado a los ciudadanos españoles la cantidad de 111.944,04 euros; es decir, 18.625.921,61 pesetas. Si no lo conoce, le aseguro que muchos españoles no se acercan ni de lejos a un sueldo de más de 100.000 euros al año, o, si lo prefiere, de 9.328,67 euros al mes.

            Posiblemente haya hecho méritos para engordar su cartilla del banco con estas cifras. Para salir de dudas, he echado un vistazo a su vida laboral. Concejal, teniente de alcalde, diputado provincial, ministro, vicepresidente, portavoz y distintos cargos en su partido. Una impresionante carrera política. Nada menos, y nada más. Porque no aparece en lugar alguno experiencia laboral en otro ámbito que no sea la política.

            La duda que me asalta es si alguien con otra experiencia laboral diferente merece este nada despreciable sueldo. Por ejemplo, un autónomo que ha trabajado durante más de 40 años, sin vacaciones ni fines de semana, sin privilegios ni dietas. ¿Sabe cuánto cobra esta persona, después de cotizar durante cuatro décadas, por su aportación laboral a este país? Unos 700 euros. La diferencia entre su salario de usted y el de este señor pensionista es de 8.628,67 euros. Convendrá, nuevamente, conmigo en que es una diferencia notable. Eso sí, usted trabaja y él no; pero, no sé por qué me imagino que su jubilación, señor Arenas, distará bastante de esos 700 euros, ¿verdad?

            ¿Por qué he de aceptar que su trabajo merece mayor remuneración que el de este ciudadano autónomo, el de un médico o el de un maestro? Ofrézcame un solo dato para cambiar de opinión. ¿No es usted un ciudadano “al servicio de los demás”? En ese caso, se le podría exigir un cierto grado de moderación, ¿no cree? Por otra parte, su ascenso en política tiene el mérito de ser elegido por los ciudadanos; eso sí, en unas listas cerradas y en un sistema predispuesto para el bipartidismo, algo que no le he oído criticar jamás. Y una más, mantiene usted un estatus privilegiado a pesar de haber perdido hasta en cuatro ocasiones las elecciones a la Presidencia de la Junta de Andalucía. ¿No cree, señor Arenas, que ese es suficiente motivo para que renuncie a una parte de su suculento sueldo en beneficio de tantos ciudadanos que apenas tienen qué comer?

            No, no lo hará. Estoy seguro de que no lo hará. ¿Y sabe por qué? Porque hace dos años, cuando usted ganaba 178.179 euros al año, el doble que el propio Presidente de la Junta de Andalucía, pedía a los ciudadanos “austeridad”, la misma que hoy pide su partido, recortando sueldos, recortando derechos, recortando becas, recortando ayudas a la dependencia, recortando, recortando, recortando…y manteniendo, eso sí, sus sueldos estratosféricos.

            ¿Y aún se preguntan por qué los ciudadanos no solo tenemos desafección por la política y los políticos, sino que les consideramos uno de nuestros principales problemas? Supongo que usted, por su cargo, tiene acceso a políticos de todos los partidos; los ciudadanos lo tenemos más difícil. ¿Si no atienden a la prensa cómo van a responder a nuestras demandas? Si solo nos dan la posibilidad de “opinar” cada cuatro años y con las limitaciones expresadas, ¿qué les va a importar cómo valoramos sus gestiones? Ya que usted puede hablar con esos políticos inaccesibles para nosotros, le voy a pedir que les presente algunas sugerencias:

-        Que a partir de este momento en todas las elecciones haya listas abiertas.

-        Que revisen sus sueldos y privilegios y los adapten a los del resto de trabajadores.

-        Que los tres poderes estén perfectamente diferenciados.

-        Que consideren las ayudas a las personas más necesitadas.

-        Que alcancen un consenso en educación.

-        Que si de verdad están al servicio de los ciudadanos, lo demuestren.

Si consigue abrir un debate serio para alcanzar estos seis puntos prometo votar a su partido en todas las elecciones; y aún más, empadronarme en Andalucía para poder votarle a usted expresamente.

Mientras usted hace estas gestiones, muy sencillas por otro lado, por mi parte y en mi escepticismo, seguiré recomendando a mis allegados y alumnos que, además de estudiar y formarse, dediquen una parte de su tiempo a hacerse un sitio en un ayuntamiento, una diputación, un partido político…Si no pueden ejercer como médicos,  ingenieras o mecánicos, siempre podrán disfrutar de un sueldo más sustancioso y unos privilegios que en ningún otro trabajo pudieran imaginar.

Suyo afectísimo.

Javier S. Sánchez   

martes, 25 de junio de 2013

Wertificación

           
Cada paso una escalera. No pasa día que no nos despertemos con un despropósito de parte de nuestra clase política, sea un asunto de corrupción, sea una metedura de pata, sea una salida de tono o de todo un poco.

            El ministro de educación, que se crece como un toro bravo ante la adversidad- dice-, se ha propuesto ser protagonista cada día, cada hora, cada minuto. Para ello se reinventa cada día a base de desbarros y contrasentidos que hacen ruborizarse a sus propios compañeros de partido.

            Su mejor logro ha sido poner en su propia contra a toda la sociedad, a todos los sectores educativos, en su afán de sacar adelante una ley de educación donde, precisamente, la educación es lo menos importante. Como siempre, el debate – por llamarlo de alguna manera- se reduce al papel de la religión en la escuela y el bilingüismo. Lo demás, palos de ciego sobre itinerarios que  no llevan a ninguna parte, recortes por doquier, apoyo a los conciertos y aconsejar a los estudiantes de la parte baja de la pirámide que, si no sacan un 6,5 de media, se dediquen a otra cosa. Porque si eres “hijo de papá”  no importa la nota media ni los suspensos, podrás hacer la carrera que desees y sin límite de tiempo. En cualquier caso, siempre tendrás la posibilidad de acceder a una universidad privada, también mantenida con recursos públicos y gracias a la santa madre iglesia, para cursar lo que desees sin condiciones.

            El ministro que pide un 6,5 a los estudiantes, es valorado con un 1,7 por los ciudadanos y hace caso omiso a las broncas y plantones que recibe, día sí día también. Igualmente, pasa por encima que muchos de nuestros políticos no superaron esa nota, y ahí están comiendo la sopa boba, con ocurrencias que escandalizarían a un niño de primaria. Desde el ministro de los “denesís” a la ministra del “sueldo en diferido” o un presidente que no entiende su propia letra, tenemos un plantel en el ejecutivo que clama al cielo, y una oposición que no sabemos a qué se dedica, mientras sufrimos a diario este bochornoso espectáculo.

            Ya está bien, señores. Tengan dignidad y convoquen elecciones pues nuestra paciencia no soporta tanta ignominia. Convoquen elecciones con listas abiertas para que nos gobiernen quienes nosotros deseemos, y no ustedes; retiren subvenciones a los partidos políticos, sindicatos e iglesias- que cada uno pague sus creencias e ideologías-; retiren de un plumazo a asesores, designados a dedo y subalternos varios que no han superado una prueba acorde a los principios de “igualdad, mérito y capacidad” como exige una democracia; respeten la separación de poderes para que podamos disfrutar de una justicia igualitaria. Cuando tomen estas medidas observarán cómo, por arte de birlibirloque, mejora nuestra economía, recuperamos derechos sociales perdidos y, sobre todo, viviremos en algo más parecido a una democracia.

            Y si no, habrán de asumir que este caos no es culpa del ciudadano, ni podrán seguir culpándonos de “vivir por encima de nuestras posibilidades”. Si consideran que poco más de 600 euros es un salario digno, intenten vivir un mes con ese sueldo; si consideran que una pensión de 400 euros es digna, es que su realidad se encuentra a años luz de la nuestra; si en sus principios sigue estando el uso del dinero de todos para sus coches de lujo, sus dietas irracionales y sus gastos varios, es que además de estar fuera de este mundo han creado uno a su imagen y semejanza en el pico de la pirámide, donde no están para servir a los ciudadanos sino para servirse a sí mismos.

            Rectifiquen, no esperen a que la sociedad en bloque se lo pida como al ministro Wert. Escuchen, salgan a la calle y presten atención al clamor de las personas dependientes, los niños que no saben si hoy comerán o no, en función de si hay comida en el banco de alimentos o en una organización benéfica. Una clase política sorda, enzarzada en absurdas discusiones no augura nada positivo ni a corto ni a largo plazo.

            Hay una generación de ciudadanos suficientemente preparados, capaces, sin intereses particulares, que bien podrían ocupar un puesto en un ayuntamiento, en un ministerio o en un centro educativo, como demuestran en el día a día en su trabajo e incluso ayudando a los demás de forma altruista, pero que no tienen posibilidad de acceder a esos cargos porque están ocupados por personas que han creado sillones a la medida de sus posaderas y, al propio tiempo, temen que al abandonarlo alguien se comporte como ellos. No se preocupen, nadie va a enviarles a galeras ni les va a echar en cara su incompetencia cuando se vayan. Es más aplaudirán su decisión y les permitirán seguir de una vida digna aunque no lleguen al 6,5, no ya en nota académica, sino en honradez y decencia.

                                                                                                                                                    Javier S. Sánchez

sábado, 15 de junio de 2013

Y, sin embargo, se mueve


            Les molesta, sí, les molesta que haya inconformistas. Y les molesta más que hagan patente este inconformismo, sea mediante manifestaciones, protestas o, simplemente, vestir tal o cual color en su camiseta. Les molesta y lo llaman “violencia”. Olvidan que el derecho de manifestación no lo han inventado estos “violentos” una mañana de abril, no; es un derecho recogido en nuestra Constitución. Concretamente, en el art. 21 se dice:

1. Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa.

2. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes.

            Les  molesta que los indignados con este despropósito de modelo de gobierno, incumplidor de sus promesas electorales, se reúnan para debatir o simplemente para mostrar su descontento. Tampoco lo soñaron una noche de primavera, sino que está explícito en el art. 3 de LO 9/1983:

1.       Ninguna reunión estará sometida al régimen de previa autorización.


             Al sentirse molestos se revuelven en una sarta de argumentaciones creada a su imagen y semejanza, evidenciando lo que interesa y obviando lo que desagrada, convirtiendo sus discursos en meras tomas subjetivas de la realidad. Por eso aluden a que estas corrientes sociales rechazan lo establecido, como si fuera un pecado criticarlo por inútil e innecesario, pues lo que sirvió durante las vacas gordas no ha de ser, necesariamente, la panacea cuando son las flacas las que nos visitan.

            Se critica al 11M y se les adjudica la complacencia de la izquierda cuando jamás se han pronunciado en ningún sentido ideológico. Y se critica que fueran apoyados por parados, ciudadanos descontentos… ¿Quién si no? ¿Acaso iban a tener el apoyo de la derecha, gobernando, o de la iglesia ocupada en mejorar nuestra educación? Y se critica, también, que estas protestas ocuparan un espacio importante en los medios de comunicación. Si tan poca consideración les merece, ¿por qué les preocupa que aparezcan en los medios? ¿Tal vez debería censurarse la actividad de estos grupos, penalizar la reunión de más de cuatro personas o resucitar la “Ley de vagos y maleantes”?

             Y, ahondando en la divagación, menosprecian la labor de estos colectivos que “no tienen peso ideológico” y “no aportan alternativa alguna”. Obvian, intencionadamente la cuestión principal: ¿Por qué no aportan nada? Se lo diré, porque el hermético sistema que sufrimos se lo impide. Y para ello mantienen listas cerradas, diferentes baremos para la representación parlamentaria, y otras particularidades a favor de un sistema más bipartidista que plural. Si tan convencidos están nuestros gobernantes de sus virtudes, ¿por qué no dan un primer paso abriendo las listas electorales para que elijamos libremente a nuestros representantes mandando al pozo del olvido a corruptos e inmorales?

             Cuando nuestra Carta Magna supera de largo la mayoría de edad, aún hay rescoldos de una España de charanga y pandereta que echa de menos tiempos pasados donde no cabía la pluralidad, expresarse libremente y, sí, protestar ante la incoherencia. Esto, llanamente, se llama libertad. Pero debe doler mucho leer esta palabra, como le dolía al dictador chileno cuando la pronunciaba Víctor Jara- solo por eso ordenó asesinarlo- o, sin ir más lejos, cuando Jarcha la cantaba aquí mismo a los cuatro vientos.

            Les molesta, critican y se lamentan de que banqueros y políticos estén en el punto de mira. ¿Quién si no? ¿Acaso es culpable de esta situación el funcionario que cumple sobradamente su horario, el autónomo que paga sus impuestos o quien, de modo inexplicable, ha perdido sus ahorros? ¿Por qué, entonces, se les penaliza restándoles derechos? ¿Por qué esa pérdida de derechos revierte en el apoyo a quienes provocaron esta hecatombe? ¿No es una paradoja?

             Deberían, quienes predican más que dar que dar trigo, repensarse estas cuestiones; si de verdad procede seguir, “porque siempre se ha hecho así”, apoyando a quienes nos han demostrado su incapacidad; o, tal vez ponerse, en momentos tan delicados, de parte de los débiles, marginados y estafados por un sistema que se ha mostrado ineficaz para gestionar nuestros recursos.

             Supongo que entre quienes les resultan incómodos está la PAH, recientemente galardonada por ser una "organización excepcional que lucha por los valores europeos". Por eso, por ser reconocidos por el Parlamento Europeo, han sido descalificados e insultados. ¿No es sobrepasar el absurdo?

             Afortunadamente no vivimos la época de Galileo, por lo que tendrán que asimilar la libertad de expresión, de reunión y manifestación, perfectamente legítimas, en lugar de proponer la hoguera para quienes, más allá de opinar diferente, dedican buena parte de su tiempo a intentar cambiar algo este deslavazado mundo. En todo caso estoy convencido de que, como aquel, mantendrían lo de “Epur si mueve”.
 
                                                                                                                                       Javier S. Sánchez
                                                                                                                                          Diario de Ávila

sábado, 8 de junio de 2013

Otra de gambassss....

"El Ayuntamiento de Valencia ha aprobado este viernes una moción para iniciar los trámites tendentes a la declaración del Santo Cáliz obrante en la ciudad como Patrimonio de la Humanidad."
Verdaderamente se nos está yendo la pinza para no volver jamás.Si no fuera por la que está cayendo en este país, deberíamos dedicar una rotonda a cada uno de nuestros políticos; a los imputados dos.
¿Será una revelación en hora de siesta? ¿Será una ocurrencia más para desviar la atención de la incapacidad de los mandamases para gestionar lo público? ¿O será una nueva operación de márketing, como aquello del Camino de Santiago -debería ser materia obligada en los estudios de publicidad-, o las fiestas varias que la iglesia se ha apropiado?
Así mismo, me pregunto si "esto" formará parte de los contenidos que la iglesia y la derecha española proponen para mejorar nuestra educación.
Antes de iniciar un solo trámite en ese sentido, deberían exigir a los políticos ocurrentes - además de un mínimo de prudencia-, la lectura de los Santos Evangelios; no vaya a ser que, como Pablo de Tarso, caigan del caballo cuando conozcan los Santos Griales que en el mundo son. Claro que, lo que no se les cae es la cara de vergüenza repartiendo cálices a diestro y siniestro, o "lignum crucis" de la ´Vera Cruz" que dan para un camión de cruces.
¿Pero cómo van a gestionar bien nuestros recursos si dedican la mitad de su vida a defenderse de sus fechorías y la otra a este tipo de lindezas?
A veces pienso que nos va mucho mejor de lo que sería posible si estas mentes se dedicasen de verdad a la política. Mi fe, o su ausencia, no me permite dedicar un solo segundo al Santo Grial, pero estoy convencido de que algún ángel de la guarda debe de haber para que no hayamos involucionado al paleolítio infertior. Estamos a tiempo.
                                                                                                                                                             Javier S. Sánchez

lunes, 3 de junio de 2013

Tolerancia

            Tolerancia: Respeto o consideración hacia las opiniones y prácticas de los demás, aunque sean diferentes a las nuestras. (Diccionario de la Real Academia de la Lengua).

            De forma inmensa e intencionadamente sesgada, algunos voceros se están empeñando en convertirse en adalides de la tolerancia; y aún más, se atreven a repartirla a su conveniencia como mercaderes de tan alta virtud cual si la hubieran heredado en su ADN.

            Es intolerante manifestarse; criticar a un gobierno que ha admitido no tener remedio a tantos males que nos aquejan, por cuanto nos encomienda a la Virgen del Rocío en asuntos laborales, considera “movilidad exterior” la emigración de jóvenes e incumple una tras otra sus promesas electorales. A esto, a expresarse libremente, a criticar una Ley de Educación que nace con fecha de caducidad- como las siete anteriores-, a censurar la privatización de la sanidad,  a señalar a un ejecutivo que lejos de aportar ideas y presentar soluciones a nuestros problemas nos pide paciencia; a esto lo llaman intolerancia.

            Se supone que, según estos adalides de la tolerancia, pensionistas, estudiantes, profesores, mineros,…más de seis millones de parados, muchos de ellos sin ningún tipo de prestación, deben tener paciencia; como deben tenerla quienes han sido “desahuciados” – palabra prohibida-, de sus casas o quienes han perdido sus ahorros. Debemos tener paciencia y perder derechos adquiridos durante décadas, tener paciencia y perder poder adquisitivo, tener paciencia y ver cómo la justicia ejerce su lentitud, se aplican indultos a capricho, se otorgan trabajos bien remunerados a asesores nombrados a dedo o se contrata a personal sin considerar los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad.

            Somos intolerantes si criticamos a quien sostiene que “las mujeres en mayor medida abocadas al aborto en nuestro país son las de menor formación”. La tolerancia debe ser – recordando peores tiempos- tener la posibilidad de abortar a capricho en otro país, saltándose así a la torera nuestras leyes.

            A esto se le llama “intolerancia”, “acoso” y “descalificación”. Descalificación es, concretamente, tachar a la nueva Ley de Educación de “segregadora”, “clasista”, “retrógada”… Quienes esto afirman,  probablemente no tengan un familiar que mañana mismo abandonará su carrera universitaria por no poder pagar las tasas. Posiblemente desconozcan que esta “contrarreforma educativa” viene precedida de un anteproyecto que carece de memoria económica; se eliminan los contenidos de Educación para la Ciudadanía; se mantiene la religión como oferta obligatoria para los centros educativos al tiempo que se obliga a cursar otra materia al alumnado que no opte por esta materia- ¿qué delito han cometido como para tener que ocupar sus horas porque sus compañeros - libremente- deseen estudiar religión?

            Y sí, una ley segregadora y clasista, en cuanto clasifica al alumnado a los 11 o 12 años si no alcanza los objetivos de 1º de la ESO. Y tres nuevas vías, en las que el alumnado debe optar por itinerarios cerrados: en 2º de la ESO, 3º de la ESO y 2º de Bachillerato. La segregación, de ahí el calificativo, del alumnado en función de su sexo nos acerca al siguiente adjetivo.

            Sí, retrógrada, pues si antes de ponerse en práctica ya se ha cargado sobre los hombros del profesorado la culpa de esta mal llamada “crisis”, con la nueva ley empeorarán – aún más- sus condiciones laborales. Si a esto añadimos el papel que se quiere dar a los directores, más propio de una red empresarial que de un centro público, y la posibilidad de trasladar de forma forzosa a los docentes, bien merecido tiene este calificativo de retrógrada.

            La supresión de asignaturas, e incluso el Bachillerato de Artes Escénicas Música y Danza, es otra de las ocurrencias de los padres de la nueva ley.

            Pero no, oiga; no proteste, no se manifieste, sea complaciente, sea sumiso, obediente, disciplinado, resignado, dócil. Porque, en otro caso, pueden tacharle de intolerante.

¿Y tú me lo preguntas? Como para ir por la vida dando lecciones.
                                                                                                                  Javier S. Sánchez
                                                                                                                  Diario de Ávila
 
 

 

 

domingo, 19 de mayo de 2013

Más religión, más trabajo.

Tiene razón el Ministro Wert en que el objetivo de esta nueva Ley es crear empleo. Al dar más valor a la religión apoya la tesis de la Ministra de Trabajo, quien se encomienda a la Virgen del Rocío para acabar con el paro. Colabora en esta tarea la TV pública, donde se emiten reportajes que aconsejan rezar a los desempleados.

sábado, 18 de mayo de 2013

Educación: más de lo mismo, pero peor.


           
Desde la Ley General de Educación (1970) de Villar Palasí, en los estertores de la dictadura, hasta el día de hoy contamos ocho Leyes de Educación. Esta retahíla de reglamentos, decretos, normas y disposiciones, suman un cúmulo de despropósitos imposible de imaginar por el hombre del Paleolítico inferior. La sucesión de incongruencias y ocurrencias ha derivado, año tras año, en unos niveles educativos más propios de un país en vías de desarrollo, siendo generosos.

             La obsesión de cada partido que llega al poder por crear una nueva Ley produce tal desconcierto en la Comunidad Escolar que, cuando aún no hemos pasado a limpio programas y proyectos, nos vemos afilando los lápices para ponernos al día con la nueva bufonada que nos regala una mayoría que se siente con derecho a todo.

             No, no pierden el tiempo en evaluarse a sí mismos, en desgranar la inconmensurable sucesión de incoherencias que han llevado este país a unas cotas de paro y pérdida de derechos sociales inimaginables. No, prefieren aventurarse en hazañas que les son ajenas, encomendándose a la iglesia católica y algunos sectores que añoran tiempos pasados que sí, fueron mejores, pero por pasados.

             ¿Cómo es posible que se sientan tan lúcidos como para elaborar una Ley de Educación en apenas unos meses? ¿Acaso dan por supuesto que ya nace con fecha de caducidad como todas las anteriores? ¿Por qué, si el ámbito educativo les es ajeno, no consultan a maestros, profesores, pedagogos, expertos? ¿Qué sector de la Comunidad Escolar es partidaria de una Ley segregadora, sectaria, clasista y desfasada? ¿Por qué ha de pedírsele, particularmente, a la iglesia católica su opinión en cuanto a educación, sanidad o programación de la televisión pública? ¿Puede la iglesia condicionar con una materia sectaria el futuro académico y profesional de nuestros jóvenes? ¿Puede la iglesia obligar a quienes no deseen cursar su doctrina a recibir otra asignatura para compensar el horario? ¿No sería más justo que ese adoctrinamiento se ejerciera fuera del horario escolar? ¿O tienen miedo de quedarse sin clientela? Si tanto presumen del porcentaje de alumnos que eligen la religión como materia optativa, por qué no se ponen a prueba impartiéndola al acabar la jornada escolar? No, no lo harán. ¿Por qué, en el colmo de la desfachatez, seguimos pagando con dinero público a un profesorado cada vez más protegido y que no ha superado una oposición como el resto de compañeros, atendiendo a los principios de igualdad y méritos?

             Una Ley de Educación creada desde los despachos, a años luz de la realidad de las aulas, nace muerta; un nuevo fiasco- y van ocho- del que nadie les pedirá cuentas cuando el fracaso escolar, el absentismo y el abandono  del profesorado  a su suerte, sigan escalando cuotas de vergüenza. ¿Acaso alguno de los Ministros de Educación, padres de Leyes que ahondaron en estos males, ha tenido la deferencia de salir a pedirnos perdón? No, y no lo harán.

             Como mucho, en alguna ocasión se han dignado en pedir opinión a “nuestros” representantes sindicales, especie protegida que abandona la escuela en ocasiones durante décadas, y a quienes la realidad educativa les sonará a música celestial.

             Déjense de zarandajas, visiten las aulas, sean conscientes de la falta de recursos personales y materiales, analicen con seriedad y objetividad la situación de nuestro sistema educativo y pónganse a trabajar con rigor y disciplina. Dejen de frivolizar con lo que debiera ser la madre de todas las reformas y el futuro de un país: la educación. Flaco favor están haciendo con estas ocurrencias, minusvalorando al profesorado, no dotándole de la autoridad que merece y haciéndole pagar la gran estafa – que no “crisis”- en la que nos han sumido unos gobernantes que no están a la altura de la ciudadanía, al punto de convertirse en uno de los principales problemas.

             Eviten la implantación de esta nueva Ley, siéntense representantes de todos los partidos- aquellos que sepan algo de algo de educación-, déjense asesorar por los excelentes pedagogos que disponemos, pregunten al maestro a pie de aula, reorganicen de una santa vez el deslavazado mapa escolar. Tómense el tiempo que necesiten para alcanzar un consenso, propongan una Ley de Educación coherente, que realmente esté dirigida a sacarnos de este averno en el que gobiernos de uno y otro color nos han sumido, y, como estado aconfesional, dejen al margen las opiniones sectarias. Cuando hayan alcanzado ese consenso, emitan una memoria económica detallada que posibilite su desarrollo. Y alcanzado ese punto, déjennos trabajar con la seguridad de que en décadas nadie vendrá a importunarnos con “competencias básicas”, “ciudadanías y valores”, “religiones”, “procesos de enseñanza/aprendizaje”,…

             Y si no son capaces de hacer algo mejor, al menos no lo empeoren. Nosotros les seguiremos pagando suculentos sueldos a sus señorías y a sus múltiples asesores. Pero…
 

            ¡Por favor, déjennos trabajar y dejen trabajar al alumnado!

 

           

Javier Sánchez Sánchez

domingo, 5 de mayo de 2013

Bocetos de voceros

Antes me causaban admiración, ahora perplejidad y náuseas. Llegados al punto de mirar con la misma incredulidad que vergüenza ajena a quienes tratan de vendernos lo negro por blanco, asistimos al concierto de palmeros que, además de participar de la teatralidad de los líderes de su equipo, se transforman en bocetos de sí mismos para ser altavoces de aquellos.


Su táctica, que no estrategia- requiere más cuidado-, es repetir los mantras de unos tótems que día tras día ejercen de bustos parlantes, quienes, con una frialdad que asustaría a los propios esquimales, repiten machaconamente su mentira al objeto de convertirla en verdad.

Estos bocetos, estos voceros, en algunos casos llegan a superarlos, pues no se conoce límite a su obstinación ni a su fanatismo.

Resulta que tenemos que admitir que un partido que se presenta a las elecciones con un programa, blanco sobre negro, no cumpla ni una de sus promesas. Y lo dicen sin inmutarse, sin hacer un solo gesto, como si la naturalidad y la artificialidad, piedra filosofal mediante, fueran una sola cosa.

El cacique de turno, con esa misma naturalidad-artificialidad, nos explicaba: “es que si no hubieran hecho esas promesas que sabían que iban a incumplir, no hubieran salido elegidos”. Y se quedó, como dicen en mi pueblo, tan “oreao”.

Supongo que, por el mismo razonamiento, asumirán que una campaña electoral de millonarios gastos deba tener lugar, aún cuando ya se da por supuesto que nada de lo que se nos dice tiene valor alguno.

¿A qué culpar, entonces, a la herencia, a la herencia de la herencia y al propio Viriato? ¿No tendrían en su día, por tanto, el mismo derecho a “las promesas están para incumplirlas”, a “puedo decir lo que me venga en gana porque haré lo que me parezca”? ¿Es que no se les puede pedir responsabilidades a unos y otros cuando se han ofrecido voluntariamente a servir a los demás? ¿Qué le queda a un ciudadano si otro ciudadano como él defiende que la mentira ha de ser necesaria para gobernar? Asumiendo estas premisas no resta más que el silencio: el silencio de la mordaza, el silencio del miedo, el silencio del tibio que, acomodado en su indiferencia, espera que vengan otros con más “mentiras necesarias” y “más incumplimientos justificados”.

La proliferación del eufemismo ha venido a encenagar sobremanera este escenario donde nada es lo que es y abarca todo tipo de farsa porque, oiga: “Y tú más”. Como si la argumentación pudiera basarse en esas tres palabras. ¿Podría alguien, imputado por un delito, presentarse ante el juez diciendo: “Mire, señor juez, Jack “El destripador” era peor, y Hitler, y Franco…” El juez replicaría: “¿Y qué?”

Responda cada uno de sus palabras, acciones y omisiones; dejen de ampararse en las del vecino, que ya responderá por las suyas. Dejen de perder el tiempo en buscar perífrasis y circunloquios para tratar de explicar lo inexplicable. Trabajen, como en su día prometieron, por el bien de los ciudadanos, especialmente de los más desfavorecidos. Busquen y encuentren medidas, asesores tienen que podrán aconsejarles, si solos no pueden, para salir de este pozo sin fondo en que nos encontramos, precisamente, por sus malas gestiones. No podemos aceptar que la solución se convierta en uno de los más graves problemas. Y si, como parece, no se consideran capaces de resolver los problemas, los de los demás- los suyos están resueltos-, pongan el intermitente y dejen paso a savia nueva. Alguien habrá en este país que sea capaz de resolver un sudoku de tan baja dificultad: cambio de la ley electoral, separación de poderes, ciudadanos iguales ante la ley, justicia para todos, recuperación de los derechos sociales, protección de los más débiles, sanidad y educación públicas, estado aconfesional. Así de sencillo.

lunes, 15 de abril de 2013

Darse de baja...del absurdo.

Veintisiete llamadas hizo mi amigo Mauricio para intentar darse de baja de la compañía telefónica. Ya sabemos lo fácil que resulta firmar el contrato de alta y las dificultades que se nos presentan para desaparecer de sus bases de datos.
Decidido a no gastar un céntimo más en el 902, Mauricio optó por la mejor de las alternativas en estos casos: rechazar los recibos cargados en su cuenta bancaria. Apenas se produjo la devolución del primer cargo, recibió una llamada de la empresa. Un tipo de voz cazallera y estilo barriobajero le amenazó con cortarle la línea si no pagaba el recibo. Lejos de amilanarse, Mauricio le espetó:

- ¡No hay cojones!

El tipo escupió un "Ya veremos" y colgó el teléfono con rabia.

Efectivamente, en apenas cinco minutos la compañía había enviado a Mauricio al pozo del olvido.

Dice la señora Cospedal que "la violencia sólo genera violencia y se volverá contra aquellos que la están ejerciendo". Y yo le digo lo mismo que dijo Mauricio a su compañía telefónica. Vamos, que no la veo yo luchando contra todas las "violencias" que está sufriendo nuestra sociedad, nosotros; desde las subidas de impuestos, las bajadas de pensiones, los deshaucios, la amnesia hacia los dependientes, las amnistías fiscales, el robo de las pagas extras para dárselas a los bancos, el incumplimiento de promesas, el pago, el copago y el repago, el "paso de las líneas rojas" de la educación y la sanidad ("intocables"), la privatización de servicios, la doble vara de medir de la justicia ("todos somos iguales ante la ley"), el trato preferente y privilegios de los políticos, los cada vez más elevados sueldos y el aumento de consejeros y asesores sin mediar las preceptivas pruebas de selección y el contraste de méritos, (a más asesores, se entiende, menos capacidad), las bocas que escupen ocurrencias como "le arranco la cabeza, le doy una hostia", "filoetarras" "nazis", los cada vez más imputados por corrupción, los que estuvieron imputados pero sus casos "prescribieron"...No, no acabo de verla. Porque, según dice,  como "la violencia se vuelva contra aquellos que la están ejerciendo"....
Yo también quiero darme de baja, pero de este absurdo teatro que nos obligan a representar apoyándose en una particular visión de la "democracia".


domingo, 14 de abril de 2013

Las misiones pedagógicas

Debido a la mala situación educativa de España en comparación con otros países europeos, a la alta tasa de analfabetismo -en torno al 44%- localizada principalmente en el ámbito rural, y a la voluntad del Gobierno de la Segunda República por mejorar esta situación, se crean y desarrollan las llamadas "Misiones pedagógicas". Siendo Presidente Niceto Alcalá-Zamora y Ministro de Instrucción Pública Marcelino Domingo, el 29 de mayo de 1931, se creó por Decreto el Patronato de Misiones Pedagógicas con el encargo de «difundir la cultura general, la moderna orientación docente y la educación ciudadana en aldeas, villas y lugares, con especial atención a los intereses espirituales de la población rural».


Dependía del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y estaba dirigido por una Comisión Central, cuya sede se encontraba en el Museo Pedagógico. Este Museo, que había comenzado a funcionar en 1884 como centro de investigación muy vinculado -tanto por sus colaboradores como por su tarea- con la Institución Libre de Enseñanza, se convirtió en pieza fundamental del proceso de renovación de la Enseñanza Pública que culminaría en los años de la Segunda República. Ya en 1881 Francisco Giner había propuesto una serie de medidas para la reforma de la institución pública que incluían la idea de las Misiones. En ellas Giner sugería la creación de unas Misiones Ambulantes que incluían los servicios que luego ofrecerían las Misiones Pedagógicas: el servicio de biblioteca, el museo del pueblo, el cine, el coro y el teatro del pueblo, con su sección de música y su retablo de fantoches.

Entre los días 17 y 25 de diciembre de 1931 se realizó la primera de esas Misiones Pedagógicas en la localidad segoviana de Ayllón.

El Patronato de las Misiones Pedagógicas fue presidido inicialmente por Manuel Bartolomé Cossío y la Comisión Central estaba formada, entre otros, por el Director del Museo Pedagógico (que actuaba como Vicepresidente) Rodolfo Llopis, Marcelino Pascua, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Óscar Esplá, Ángel Llorca y Luis Álvarez Santullano (que ejercía de Secretario).

Los verdaderos protagonistas de estas misiones fueron los habitantes de los pueblos y aldeas donde llegaron, además de los que colaboraron en ellas como maestros, actores, escritores, figurinistas, pintores, etc. Entre ellos, destacó como director del grupo de teatro de las Misiones el dramaturgo Alejandro Casona.
Fuente: Wikipedia




jueves, 11 de abril de 2013

viernes, 5 de abril de 2013

Humor para el fin de semana

Lo llaman educación y no lo es

http://asambleaiesarturosoria.blogspot.com.es/2013/04/no-spanish-required.html




La contratación de profesorado extranjero sin conocimientos de español es la penúltima ocurrencia de nuestros "expertos" en seguir limando derechos y libertades, ajenos a los principios constitucionales de igualdad. Porque, aún más, se trata de profesorado que no habrá de superar una oposición para demostrar su capacidad para el magisterio y al que no se le exige conocimientos de español.
¿Cómo se coordinarán con los compañeros de claustro, atenderán las tutorías...?
Que las pruebas de oposición no son las más idóneas es algo admitido por buena parte de los docentes: desde la propia composición de los tribunales a los temarios, pasando por las distintas fases del procedimiento y los curiosos baremos de calificación. En lugar de poner remedio a estos males, añaden más leña al fuego contratando profesorado que no tiene que superar prueba aguna. Como les va tan bien con el profesorado de religión elegido a dedo por el obispo de turno, ¿para qué se van a complicar la vida? Siempre creemos que no se pueden hacer peor las cosas. Pues sí.

viernes, 29 de marzo de 2013

¡Qué ilusos!

de blog en blog

Hoy, 29 de marzo, Viernes Santo, mi blog "vuelta al cole" ha pasado a mejor vida. La temática del mismo,- no se pude luchar contra la necesidad de escribir y hacerlo sin limitacions- pasando el tiempo se ha ido alejando de lo que el título sugería y de la intención con la que fue creado, pudiendo confundir a muchos visitantes. Así pues, manteniendo todos los artículos, ampliando el espectro y con una mejor definición de lo que realmente se muestra, nace "hijos preclaros de la mítica Malinche". En esencia, sigue siendo un blog abierto que mantiene el tono crítico, y a veces cáustico, que venía mostrando.
El título del mismo está tomado del curioso comentario que se hizo durante una recepción en Naciones Unidas (Ginebra). Puede leerse en la etiqueta "anécdotas".
A nuestros fieles seguidores: ¡Bienvenidos! A los "hijos preclaros de la mítica Malinche" los tendremos presentes en nuestras publicaciones.


jueves, 28 de marzo de 2013

Sábanas ¿santas?

“La religión resuelve problemas que no existirían si no existiera la religión”. La frase no es mía, es de Mª Carmen, colega de profesión y mente lúcida donde las haya. La hubiera firmado en el mismo momento que la escuché y el tiempo, con la ayuda de muchos “fieles”, me ha ido dando la razón. Es más, a fecha de hoy podría aplicarse a la política, el sindicalismo y otras artes venidas a menos.
Un medio de derechas a propósito de la Sábana Santa anuncia: “Se trata de una reliquia que llama a la meditación y que apela a nuestra inteligencia y a nuestra fe”. Dudo de lo primero, remito lo tercero a los “fieles” y me permito hacer una corrección a la segunda afirmación: “es un insulto a la inteligencia”.

Estas extravagancias siempre han vendido, desde el caballo blanco de Santiago,- de su tumba mejor ni hablamos; la del apóstol, no la del caballo-, hasta las apariciones de El Escorial, pasando por aquello de la circulación que le costó la vida a nuestro paisano Servet, y lo de Galileo que se libró por tablas.

A medida que pasan los siglos, esto de la fe tiene menos fundamentos; es decir, progresa de forma inversamente proporcional a los avances científicos. Con la teoría heliocéntrica la iglesia perdió una buena cuestión de fe, con su actual comportamiento está perdiendo lo poco que le queda. No obstante, siempre pueden agarrarse a verdades irrefutables (basadas en la fe, claro) como el misterio de la Santísima Trinidad. Ahí no va a haber forma de deshacer el entuerto, para gloria de los mercaderes de los templos. La datación mediante el Carbono 14 ha sido un duro varapalo para muchas de sus historietas, como esta del sudario de Turín. Desconozco si el de Oviedo ha pasado la prueba y si hay otros por el mundo. Trocitos de la cruz debe haber a miles, solo hay que observar cuántos templos se apelan de la “Vera Cruz” desde Segovia a Caravaca.

Y es que no necesitan ayuda, ellos solitos se bastan y se sobran. Dice una profesora de Doctrina Social de la Iglesia: “de la violación sacas algo bueno, que es un hijo, un don de Dios”, o que al marido infiel hay que “seguir amándole con lágrimas en los ojos, como Jesús lloraba en la cruz”; y una más, “las mujeres maltratadas no deben separarse porque eso es amor”. ¿Comprenden ahora el porqué de la primera frase de este artículo?

Sinceramente me trae al pairo lo que hagan con sus doctrinas; eso sí, siempre y cuando no se paguen con mis impuestos, lo que ocurre en muchos casos. Porque si un día me levanto con la intención de fundar una universidad, posiblemente no tenga acceso a las ayudas y privilegios que tienen otros ciudadanos que, se supone, “somos iguales ante la ley”.

Tratar de enmascarar tanta falsedad con reliquias y oscuros vericuetos no es propio de quien, según los evangelios y el modo de vida de los primeros cristianos, deberían estar hablando de amor y, por supuesto, practicando este supremo mandamiento. Y cuando veamos “cómo se aman los unos a los otros”, quizás nos olvidemos de sábanas santas, “lignum crucis” y apariciones varias. Amén.

lunes, 25 de marzo de 2013

Adoctrina "miento"

Tenemos que celebrar que los jóvenes tengan sangre en las venas y no horchata como falsamente se les atribuye. Felicito, por tanto, a los jóvenes de Nuevas Generaciones del PP de Castellón que se están atreviendo a denunciar que "Existen casos en los que se hace un uso inapropiado de la libertad de cátedra atentando contra un modelo educativo neutro e imparcial". ¡Enhorabuena, por tanto, a estos jóvenes por su lección de valentía!


Dicho lo cual y desde mi experiencia académica, mis humildes conocimientos de historia y mi disciplina en el conocimiento de la realidad, tengo que explicarles a estos jóvenes algunas cosillas que escapan a su denuncia.

¿Existen casos? ¿Cómo que existen casos? Pues claro que existen casos, muchos casos, muchísimos casos de adoctrinamiento en las aulas. Y no de ahora. Cuando estos jóvenes no habían nacido, en este país ya había adoctrinamiento en las aulas, controladas por el nacionalcatolicismo que se manifestó de modo sensible en la hegemonía de la iglesia católica en la vida pública (y privada). Gracias a un proceso llamado “de transición”,- y también a Jarcha, Paco Ibáñez, Luis Pastor y otros-, hace treinta y cinco años se dio la vuelta al sucio calcetín y entramos en lo que se dio en llamar “democracia”.

Los cambios sociales, económicos, culturales…, alcanzaron cotas inimaginables; sin embargo, -quizás lo desconozcan estos jóvenes- siguió habiendo adoctrinamiento en cuanto en todo este tiempo nadie ha impedido que en las aulas se imparta religión. Posiblemente desconocen que esto es posible gracias a (o por culpa de) unos acuerdos con la Santa Sede que datan de 1976 y 1979 respectivamente y que ningún gobierno se ha atrevido a derogar. Porque, ¿saben estos jóvenes que este adoctrinamiento se hace con fondos públicos y personas que no han accedido a su plaza mediante un concurso-oposición como el resto del profesorado? Parecen desconocer nuestros animosos jóvenes que esto sucede en la escuela pública y, en mayor medida, en la escuela concertada sostenida con fondos públicos.

Olvidan estos jóvenes briosos que, cuando un gobierno optó porque se impartiera la asignatura de Educación para la Ciudadanía, voces muy próximas a ellos también hablaron de adoctrinamiento; eso sí, sin una argumentación medianamente sólida.

Además de mucho desempleo, en este país hay mucho ocio. Solo esta premisa me permite entender que la preparación de nuestros jóvenes se esté desperdiciando de tal modo que no dediquen sus fuerzas a tareas más relevantes. Animo a las nuevas generaciones del PP, del PSOE, de IU, de UPyD, de…, a que tengan el coraje de mandar a muchos de sus dirigentes a hacer gárgaras con agua bendita antes de que acaben de cargarse este país pasando olímpicamente de los ciudadanos y especialmente de ellos, los jóvenes.

Cuando su existencia aún era una utopía, los padres de nuestros padres, nuestros padres, e incluso nosotros en otra medida, luchamos para que ellos nacieran con unos derechos y libertades inimaginables hace cuatro décadas. Puede ser, también, que apenas hayan disfrutado de esos privilegios por el tiempo que les ha tocado vivir. En ese caso, pueden tirar de hemeroteca y, en consecuencia, ser la piedra filosofal que se atreva por fin a generar ( “nuevas generaciones”) otro modo de entender la política, retomando aquellos principios de la transición o con nuevas fórmulas más propias de los tiempos que vivimos.

Entre tanto, permítanme que a estos jóvenes de Castellón les invite a dedicar unos instantes a reflexionar sobre sus enérgicas denuncias. Si no encontraran lugar para este menester, pueden solicitar las instalaciones del aeropuerto más próximo, cuyas pistas – construidas hace ahora dos años- se hicieron para pasear. ¿No es bonito?

jueves, 21 de marzo de 2013

La oveja negra


En un lejano país existió hace muchos años una oveja negra.


Fue fusilada.

Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.

Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

                                                                                                                            Augusto Monterroso

martes, 19 de marzo de 2013

¿Hay alguien más?

http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/18/andalucia/1363608813.html



Sí, por extraño que parezca, las cosas se pueden hacer peor. Cualquiera en su sano juicio, si necesitase algo se lo pediría a quien más tiene. Las lúcidas (mejor "lucidas") mentes de nuestros dirigentes son capaces de encontrar la cuadratura del círculo para aplicar "dura lex" a los más débiles, a los más necesitados. Así, no se les cae la cara de vergüenza bajando las pensiones (de por sí en niveles ínfimos), reduciendo las ayudas a las personas dependientes (¡la desvergüenza al cuadrado!), y como vemos en este enlace, penalizando a los maestros enfermos.

Jamás se les ha ocurrido invertir en programas de prevención, ampliar el espectro de las enfermedades profesionales, consensuar una ley de educación con posibilidades de futuro, elaborar calendarios basados en criterios pedagógicos y no religiosos, dedicar más recursos personales y materiales para salir de este pozo sin fondo.

Se suceden gobiernos de uno y otro color y seguimos sin encontrar a ese ministro capaz de poner algo de orden en este maremágnum o al menos que, “virgencita, virgencita…”, no lo pongan peor.

Acabaremos por poner camas – como nuestros compañeros de Camas- en todos los centros educativos para no faltar a nuestro trabajo; y más aún, pondremos velas a la Virgen del Rocío – a quien se encomienda nuestra ministra de trabajo- para no pasar una gripe.

Ya imagino a un ministro con sus asesores (nombrados a dedo) buscando una solución a los problemas educativos y, además, ayudando a los bancos a salir de la crisis. Muy fácil, cuando un maestro caiga enfermo le penalizaremos con altos porcentajes de reducción de sueldo. ¡Cómo no se nos había ocurrido antes! A veces pienso que si hay extraterrestres, y de algún modo pudieran vigilarnos, habrán pasado de largo buscando vida inteligente en otros planetas.

domingo, 17 de marzo de 2013

El otro examen



He leído que la Comunidad de Madrid ha publicado disparates presuntamente extraídos de las respuestas de algunos aspirantes a maestro en los exámenes de oposición con ánimo de hacer creer a la opinión pública que los docentes son incapaces de responder correctamente a preguntas orientadas a niños de 12 años (Esto por supuesto no afecta a la marca España ni es antipatriota). Yo he tenido acceso a través de un anónimo al examen para altos cargos del gobierno y aquí les pongo un resumen para que vean lo complejo de las preguntas a las que tan sabiamente han respondido estos antes de acceder a sus despachos.

Ahí se lo dejo:

1. Explique brevemente qué es un despido con indemnización en diferido en formato de simulación.
2. Si un tesorero de un partido político es capaz de amasar una fortuna de 38 millones de euros durante 20 años, calcule cuántos fines de semana puede irse a esquiar a Canadá.

3. Si un petrolero se parte en dos en alta mar enfrente de las costas gallegas y suelta 60.000 toneladas de chapapote ¿Cuántos hilillos de plastilina recogerán los afectados sin ayuda de su gobierno?
4. ¿Cuántos kilos de confeti se pueden comprar con 3.000 euros?
5. Localice y borre del mapa a Cataluña.

6. Si tenemos 6 millones de parados y una población activa de 23 millones y éstos van aumentando de 100.000 en 100.000 todos los meses, diga cuándo hay que llamar a Bruselas para rescatar a los bancos.

7. ¿Cómo se escribe desahucio, con sangre, con sudor o con lágrimas?

8. ¿Cree usted en la virgen del Rocío? Razone su respuesta.

9. Si tenemos un hospital público y vamos cerrando camas y despidiendo médicos y enfermeras para después privatizarlo, calcule cuándo empezaremos a poner literas y cuántos ataudes vamos a ir necesitando por semana.

10. Si el matrimonio entre dos hombres es malo, y el formado por dos mujeres también ¿Es aceptable el de un hombre homosexual y una mujer lesbiana? Razónelo.

11. Si tenemos un pasillo estrecho y metemos mucha gente en él hasta que se aplasten. ¿Cuántos kilómetros hay hasta el spa de lujo más cercano?

12. En el caso de que no hubiera puesto para su cargo ¿Estaría dispuesto a ser viceconsejero/ra en una mesa de blackjack en un casino de renombre?
Adaptado del Bolg de Marcelino Madrigal.

viernes, 15 de marzo de 2013

No son los maestros, estúpido.

            Si un aspirante a maestro desconoce por dónde pasa el Duero, no diferencia entre “basta” y “vasta”, ignora la localización de Navarra o el nombre de los Reyes Católicos, es justo que no supere una prueba de oposición, por mucho que se haya afanado en conocer todas las leyes educativas- que no son pocas-, y sea un experto pedagogo. Y celebramos que así haya sido en la Comunidad de Madrid, lo que no debería ser noticia. La noticia sería que sí hubieran superado esa prueba con lagunas tan profundas. La noticia está en la hemeroteca, en aquellos maestros que aprobaron a estos candidatos la Primaria, la Secundaria…, y en quienes les dieron el título de Maestros tras cumplir los tres cursos preceptivos de formación.
           Aunque eso, en la España que vivimos, estaría dentro de lo normal o, mejor dicho, de lo que algunos consideran normal. Es normal, es norma, que un político que esté imputado por la justicia siga en su cargo, que un condenado por acoso sexual pueda presentarse a unas elecciones, que alguien imputado por numerosos “presuntos” delitos observe desde su trono cómo se alargan los procesos, cómo se alternan los jueces y, cómo, finalmente, esos “presuntos” delitos prescriben.
Es norma que si un ciudadano da su voto al político que encabeza una lista, por añadidura tenga que tragar con una retahíla de nombres- muchas veces desconocidos, y otras conocidos pero no de su agrado-, por aquello de las listas cerradas. Es norma que en muchas ocasiones el hemiciclo del Congreso presente muchos vacíos, especialmente si hay fútbol; es norma que muchos medios de comunicación se deban a una ideología, incluso aquellos que pagamos con nuestros impuestos; es norma que muchos profesores ejerzan sin ningún tipo de concurso-oposición porque así lo decide el obispo de turno en base a unos acuerdos con la Santa Sede que datan de 1976 y 1979; es norma que ningún partido político se haya planteado cuestionar estos acuerdos que, además, contradicen tan rotundamente nuestra Constitución en cuanto permiten que “los españoles no seamos iguales ante la Ley”.
          Se considera normal, por eso no dimiten, que nos gobiernen tantos y tantos políticos incapaces de hilvanar dos frases seguidas con la debida corrección si no tienen un papel delante; y se considera normal que esos mismos políticos voten a favor de una nueva Ley de Educación cada cuatro años, como si la brecha que han abierto con su negligencia en tan capital asunto pudiera cicatrizar a base de parches y cataplasmas.
         Es normal que alguien que gana cientos de miles de euros conozca el Duero- seguramente por sus vinos- y hasta el Caribe. No es normal que quien no pisa la calle, no da ruedas de prensa por miedo a equivocarse, tropiece. Porque, ¿en qué lugar hubieran quedado nuestros diputados en ese examen de cultura general? No hace tanto, un periodista en la misma puerta del Congreso planteó preguntas semejantes a los poco atrevidos a contestarlas. El balance fue, siendo generosos, pobre. No podemos exigirles, ciertamente, que conozcan las ciudades que recorre el Duero, lo justo es que valoremos su trabajo, su capacidad de gestión, que es para lo que les hemos elegido. Pues bien, ellos solitos han sido capaces de meternos en esta monumental estafa (que no crisis), son capaces de que cada día haya más desempleo y menos derechos, más pobreza y menos esperanza.
         Los maestros que no conocen el Duero no ejercen; los políticos que mienten, sí; los imputados, también; los condenados, también; los que vieron cómo prescribían sus “presuntos” delitos, también. Flaco favor hacen a nuestra profesión con estas ocurrencias. Pero nada nos sorprende, ya sabemos lo que contamos para ellos cuando no cesan de reducir recursos y derechos de quienes tenemos en nuestras manos el futuro de este país. A nosotros, a los que sí ejercemos, no nos preguntan por el Duero, ni tampoco por nuestras inquietudes, nuestros desvelos. No nos piden opinión cuando redactan una nueva Ley de Educación, no nos explican las numerosas incongruencias que nos obligan a vivir en el día a día. Y, nosotros, los que sí ejercemos, no tenemos siquiera un coche de lujo pagado por los ciudadanos para ir a nuestro trabajo. O a la peluquería.